
¡Bienvenidos!
La mayoría de nosotros ha sido puesto (felizmente) en contacto con las verdades de la Biblia relativas a la Persona y a la obra de Cristo, a la Asamblea de Dios, y a la venida del Señor.
En esto, Dios nos ha favorecido más de lo que podemos darnos cuenta. En el difícil período de la historia de la Iglesia en el cual hemos sido llamados a vivir, los creyentes tenemos a disposición más luces de lo que jamás tuvieron los creyentes después de los tiempos de los apóstoles, luces para nada nuevas, pero ahora puestas en evidencia. Sin desconocer de ningún modo lo que Dios nos ha dado, decimos que el conjunto de los «escritos de los hermanos» constituye una inestimable riqueza para nosotros y está a nuestro alcance y disposición. Ellos conservan intacto el ministerio de obreros calificados, quienes no expusieron sus puntos de vistas o doctrinas personales, sino la Palabra de Dios, los cuales, sin cesar, nos conducen a Cristo. Este tesoro, que no se adquirió ni guardó sin trabajo, luchas y penas, nos ha sido fielmente transmitido.
A.Gibert
Extracto de "La Sana Doctrina"
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