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Buscar primero el reino de Dios

Tiempo de lectura: 6 minutos.

Traducción bíblica utilizada: Reina Valera 1960


"Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas." (Mateo 6:33)


En el Sermón del Monte, el Señor Jesús alentó a sus discípulos a darle la máxima prioridad al reino de Dios. Esto significa que Dios y sus intereses deben ocupar un lugar principal en nuestras vidas y debemos honrarlo a través de la justicia práctica, es decir, haciendo lo que está de acuerdo con su voluntad.


En 2 Corintios 9:9, Pablo deja en claro que Dios considera que repartir bienes materiales es un acto de justicia por el cual habrá una recompensa algún día. Además, el Señor Jesús prometió que si buscamos primero el reino de Dios y su justicia, él nos proveerá todo lo que necesitamos para vivir.

Con estas palabras (Mateo 6:33), el Hijo de Dios desafía a sus discípulos a servirlo con todo su corazón y confiar en el cuidado de su Padre celestial para sus necesidades temporales, tanto presentes como futuras. Las palabras desafiantes del Señor en este pasaje conducen a una decisión importante, tanto para sus discípulos en aquel tiempo como para nosotros: ¿Creemos en lo que él dice y actuamos en consecuencia? Otra cosa interesante es que esta instrucción sigue inmediatamente a la advertencia de servir a dos señores. ¿Podría ser que nuestra preocupación financiera se haya convertido en un ídolo?


La historia de la viuda que dio de comer a Elías, el varón de Dios, ilustra bien este punto. A pesar de que, según la opinión humana, preparar comida para el varón de Dios la habría dejado a ella y a su hijo sin nada, la viuda obedeció. Pero la promesa de Dios, dada a través de Elías, era tan firme como la roca: "La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra" (1 Reyes 17:14).


Al creer en la palabra de Dios, la viuda estableció correctamente sus prioridades y obedeció con fe, lo que resultó en una obra milagrosa de parte de Dios. Seguramente, la viuda nunca se olvidó de tal milagro: "Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías" (1 Reyes 17:15-16)


Alguno podría preguntarse: «¿El Señor me pedirá que sacrifique lo poco que me queda?» Si bien esto puede suceder en situaciones particulares, no siempre es así. Sin embargo, una cosa es segura: el Señor quiere que le entreguemos conscientemente todo lo que esté en nuestro poder. Todo le pertenece a él, por lo tanto, él puede disponer de ello como le plazca. Según Lucas 14:33, nos convertimos en verdaderos discípulos solamente cuando renunciamos a todo lo que poseemos. Por lo tanto, somos simples administradores de las cosas que están a nuestra disposición y podemos usarlas en dependencia del Señor para la bendición de otros, y también podemos disfrutar de estas cosas para nosotros mismos (véase 1 Timoteo 6:17).


Si estamos dispuestos a sacrificar cosas por el bien de otros y por amor al Señor, entonces experimentaremos cómo Dios cuida de nosotros y nos provee lo que necesitamos. Durante los tres años en que los discípulos siguieron a su Maestro en su ministerio público, experimentaron el fiel y diario cuidado de Dios. Fueron hospedados por creyentes (véase Lucas 10) y recibieron provisiones de mujeres que sirvieron al Hijo de Dios con sus propios bienes (véase Lucas 8:1-3). Incluso luego de ser enviados de dos en dos a predicar el evangelio del reino y sanar a los enfermos sin llevar nada de dinero, ellos pudieron decir que no les faltó nada (véase Lucas 22:35).

¡Obedece a Dios y deja todas las consecuencias en sus manos! (Charles Stanley)

El Señor Jesús ya no está en la tierra, pero sus promesas y sus cuidados hacia nosotros no han cambiado. Al contrario, ahora está sentado a la diestra de Dios, donde los ángeles, poderes y potestades están sujetos a él (véase Hebreos 1:3; 1 Pedro 3:22). Todo le pertenece a él, incluyendo la tierra y su plenitud, la plata y el oro, y los millares de animales en los collados (véase Salmo 24:1; Hageo 2:8; Salmo 50:10). Es por esto que debemos confiar en él con todo nuestro corazón y apoyarnos en sus promesas para que él provea todo lo que necesitamos.


John Nelson Darby dijo una vez: «Jamás he visto al Señor abandonar a aquellos que se han entregado a su obra, confiando en él. Por otro lado, he visto a muchos creyentes afligidos en su espíritu y grandemente obstaculizados en cuanto a su utilidad para el Señor, debido a que se han volcado casi por completo a los negocios de esta tierra con el propósito de ayudar materialmente a sus esposas o familias. Gracias a no caer en esta trampa, muchos testigos fieles y amados han sido preservados de sufrir grandes daños, tanto para su propio espíritu como para su utilidad para el Señor».


Buscar el reino de Dios a menudo implica hacer sacrificios personales, ya que si se convierte en nuestra máxima prioridad, entonces tendremos que relegar nuestros deseos e intereses personales a un segundo plano. Esto puede significar, por ejemplo, renunciar a cosas materiales o a una vida lujosa para que su reino pueda expandirse y crecer. Además, debemos estar preparados para enfrentar resistencia y persecución si nos mantenemos firmes en los intereses de Dios, porque "todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución" (2 Timoteo 3:12).


Carl Brockhaus experimentó exactamente esto. En 1850, él dejó su profesión de profesor y se dedicó por completo a trabajar para una asociación cristiana que se dedicaba al evangelismo en Alemania. Durante ese tiempo, llegó a conocer mejor la Palabra de Dios y aplicó consistentemente lo que había entendido a su vida.


Comenzó a predicar el evangelio de la gracia, sin añadidos legalistas, así como la posición perfecta de los creyentes en Cristo. Sin embargo, los creyentes de la asociación cristiana no estuvieron de acuerdo con sus enseñanzas y se vio obligado a dejar la organización. Esto significó mucha pobreza y muchas privaciones para él y su familia, ya que tenía trece hijos.


Durante años posteriores, Carl Brockhaus nunca se cansó de contarle a sus hijos acerca del cuidado de Dios hacia él y su familia después de dejar aquella asociación cristiana, pues pronto tuvo que enfrentar grandes carencias económicas. Él se preguntaba si debería buscar un trabajo secular para ganarse la vida, al menos a medio tiempo. Su cuñado, Julius Löwen, le ofreció trabajo en su negocio.


Sin embargo, Carl no podía tomar una decisión y le pidió al Señor que le diera sabiduría y conducción.

Una mañana, le entregaron a Carl Brockhaus un sobre que contenía dinero y una pequeña nota que decía: "Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida" (2 Timoteo 2:4). Por la letra y el sello postal, reconoció que la carta anónima provenía de un miembro de la Brüderverein (la asociación cristiana que había abandonado), de quien no había recibido palabras amables desde que los dejara.

Unos días después, Carl Brockhaus se encontró con él en la calle y le agradeció, diciéndole: «Ha sido un gran servicio de tu parte enviarme esa carta. Me has ayudado a resolver mi indecisión acerca de si debía buscar trabajo secular o dedicar todo mi tiempo a la obra del Señor».


Este hermano quedó sorprendido y le dijo que una noche pensó mucho en él, y que las preocupaciones sobre su destino lo mantuvieron despierto. Luego, le vino a la mente el pensamiento: «Tienes que enviarle algo». Al principio, él no quería hacerlo, pero el Señor no lo dejó en paz hasta que se levantó y preparó el sobre con el dinero para él. Tenía planeado escribir un breve mensaje, pero luego le vino a la mente este pasaje, lo escribió en un papelito y lo adjunto al dinero. [1]


¡Cuán maravillosamente provee el Señor para nosotros cuando establecemos clara y correctamente nuestras prioridades, dependiendo de él y confiando firmemente en él y en sus fieles promesas!


¿Qué versículos bíblicos asocias con lo que Carl Brockhaus experimentó? ¿Qué significa en la práctica buscar primero el reino de Dios en tu vida? ¡Confía en que el Señor te proveerá lo que necesitas si pones sus intereses en primer lugar! ¿Acaso crees que Dios no te debe nada?


J. P. Svetlik

Traducido del libro "Living by Faith" editado por The Bereans Publishing Ltd.


[1] (Arend Remmers, Gedenket euer Führer [Remember your Leaders], CSV)

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