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¡Vela y ora!

Tiempo de lectura: 2:30 min.

“[Jesús] … pasó la noche orando a Dios” (Lucas 6:12)

“Todos estos perseveraban unánimes en oración” (Hechos 1:14)


El Hijo de Dios pasó toda la noche en oración. ¿Qué habrá conversado con su Padre durante esas horas? Cuando estuvo en el Getsemaní en gran agonía, cerca de tres años después, él buscó el rostro de su Padre tres veces aquella noche, en cada ocasión por una hora (véase Mr. 14:35-41). No solo predicó acerca de la oración, también vivió lo que predicó acerca de ella—y lo hizo hasta el final de su vida.


El cristianismo comenzó con 120 personas que, unánimemente, perseveraron en la oración, afirmando que Dios cumpliría sus promesas (Hch. 1:14; Lc. 11:13; Lc. 24:49). ¡Con qué poder Dios respondió a esta oración perseverante! A él le encanta que le recordemos sus promesas y le pidamos que las haga realidad en nuestras vidas (véase Is. 62:6-7).


Pablo le escribió a los colosenses: “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias” (Col. 4:2). Podemos hacer esto tanto de forma individual como colectiva. Pedro, Juan y Jacobo estaban juntos cuando el Señor les dijo que velaran y oraran (véase Mt. 26:41). A veces es más fácil tener tiempos prolongados de oración cuando estamos con otros. Podemos hacer esto en privado o en una reunión de la asamblea local. Es una bendición poder ir juntos al trono de la gracia cuando hay una necesidad en particular, confiando que Aquel que oye la oración (Sal. 65:2) no dejará las oraciones sin contestar.


La noche en que el rey Herodes encarceló a Pedro, había luz en una de las casas de Jerusalén. Muchos estaban allí reunidos para interceder en oración por su hermano; “la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él” (Hch. 12:5). ¡El Señor honró esto de una forma muy evidente!


A lo largo de la historia de la Iglesia, en repetidas ocasiones, los creyentes han orado juntos durante la noche. El Señor a menudo ha otorgado un avivamiento y muchas conversiones en respuesta a esto. Por ejemplo, el evangelista indio Bakht Singh (1903-2000) pasó 19 noches con sus colaboradores en oración, con un receso de dos días, antes de una cruzada de tres meses en el area de Chennai (al sureste de la India). El resultado de esto fue una bendición sobrecogedora, la cual se hizo evidente a través de muchas conversiones y formación de iglesias.


Los grupos de comunión de la Hermandad de Moravia (Herrnhuter Brüdergemeinde en alemán) también pasaron muchas noches en oración, orando fervientemente para que el Señor de la mies enviara obreros a su mies. Cuando Zizendorf, que era uno de los líderes de este movimiento, falleció, ¡cerca de 226 misioneros habían salido a predicar el evangelio de la gracia a todo el mundo!


¿Piensas que el Señor todavía puede hacer grandes cosas si estuviéramos dispuestos a volver a consagrarnos más a la oración y pasar muchas horas juntos sobre nuestras rodillas? Quizás otros creyentes a tu alrededor están dispuestos a probar a Dios de esta forma (véase Mal. 3:10), y tan solo se necesita a una persona que, en dependencia del Señor, tome la iniciativa de comenzar un grupo de oración. ¿Estás dispuesto a dejar que Dios te utilice en este aspecto y para estimular a otros a hacer tales “buenas obras” (véase He. 10:24)?

Traducido del libro "Dependence in the life of Christ"


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