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¡Sé un ejemplo!

Traducción bíblica utilizada: NBLA

La Primera Epístola a Timoteo es una carta que el apóstol Pablo, ya maduro y experimentado, escribió a su “verdadero hijo en la fe”, Timoteo. Este joven hermano era una persona sensible y algo tímida, y necesitaba palabras de aliento para fortalecer su vida de fe. Todos podemos aprender mucho de los consejos que Pablo le da. Meditemos en el siguiente versículo:


“No permitas que nadie menosprecie tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza” (1 Ti. 4:12).

Cuando Timoteo recibió esta carta, probablemente tenía alrededor de 35 años. Es interesante que Pablo todavía hable de su juventud. Lo exhorta a comportarse de tal manera que nadie pudiera menospreciarlo por su edad. Aunque era joven, Timoteo ya había asumido responsabilidades entre los hermanos.


Un líder espiritual no solo debe mostrar el camino correcto, sino, ante todo, debe ser un buen ejemplo. Incluso si piensas: «Yo no me considero un ‘líder’ espiritual», recuerda que estas exhortaciones son para todos nosotros, ¡y debemos ser modelos a seguir! Debemos ser conscientes de que nuestras acciones influyen a quienes nos rodean, tanto para bien como para mal. Aunque claramente nunca seremos un ejemplo perfecto —solo el Señor Jesús lo fue—, queremos imitarlo y seguirlo a él. Como Timoteo, estamos llamados a ser ejemplos excelentes de discípulos fieles.


El apóstol Pablo señala cinco áreas en las que Timoteo debía ser ejemplo, las cuales también se aplican a nosotros:


Ejemplo en palabra


En primer lugar, se menciona nuestra manera de hablar. En la carta de Santiago leemos acerca de la lengua, con la cual podemos causar grandes daños. De hecho, en el capítulo 3, Santiago dice que la lengua está llena de "veneno mortal" (Stg 3:8). Lamentablemente, ¡cuán cierto es que frecuentemente hemos causado daño con nuestras palabras! El Señor quiere que hablemos verdad (véase Ef. 4:25). Él detesta la lengua mentirosa (véase Pr. 6:16-19) y no quiere que salgan palabras corrompidas de nuestra boca (véase Ef. 4:29), es decir, palabras groseras o impropias.


Nuestra forma de hablar debe ser "siempre con gracia, sazonada como con sal" (Col. 4:6). En Proverbios 25:11 se describe el efecto beneficioso de una palabra dicha en el momento oportuno. Un poco más adelante leemos que una lengua suave quebranta los huesos (v. 15). Nunca debemos olvidar que las palabras siempre tienen efecto, para bien o para mal. Que hagamos nuestra la oración de David: "Sean gratas las palabras de mi boca… delante de ti, oh Señor" (Sal. 19:14).


Ejemplo en conducta


No solo nuestras palabras, también nuestro comportamiento es importante. Tal vez más que nuestras palabras, nuestras acciones ‘hablan’. Cada día somos llamados a vivir de manera que agrade al Señor. ¡Es muy dañino para nuestro testimonio si nuestras vidas no concuerdan con lo que decimos! Leemos que el Señor Jesús era siempre lo que decía ser (véase Jn. 8:25); siempre hizo lo que él mismo enseñaba. Por eso, en Hechos 1:1 se dice que comenzó “a hacer y a enseñar”: primero las obras, luego las palabras. ¡Este orden también es un buen principio a seguir para cada uno de nosotros!


También debemos ser conscientes de que quienes nos rodean nos están observando. Debemos ser prudentes y aprovechar bien el tiempo (véase Ef. 5:15-16), ser luminares en el mundo y presentar la palabra de vida (véase Fil. 2:15-16). Esto significa practicar lo que el Señor Jesús nos ha mostrado y lo que leemos en su Palabra. Alguien dijo una vez: «¡Recuerda que quizás tú seas la única Biblia que alguien leerá hoy!».


Ejemplo en amor


El Señor Jesús dijo a sus discípulos, poco antes de morir, que debían amarse unos a otros como él los había amado (véase Jn. 15:12). Esta exhortación sigue vigente. Amar con ese amor incondicional e inmutable a veces nos resulta difícil. Sin embargo, el Señor quiere ayudarnos para que nuestro amor no sea hipócrita, sino que brote de un corazón puro (véase 1 P. 1:22).


Particularmente, 1 Corintios 13 nos presenta este amor divino: “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante. No se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido. El amor no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser” (1 Co. 13:4–8).


¡Pidamos al Señor que nos haga más semejantes a él!


Ejemplo en fe


¡La fe cree lo increíble, hace lo imposible y ve lo invisible! Especialmente en tiempos difíciles, es esencial mantener la mirada fija en el amor, la fidelidad y la bondad de Dios. Esto nos ‘distrae’ de las circunstancias y nos hace confiar en Aquel que nos compró a tan alto precio. El propósito de Dios es que Cristo habite por la fe en nuestros corazones (véase Ef. 3:17).


A veces, el Señor prueba nuestra fe, “para que la prueba de la fe de ustedes, más preciosa que el oro… sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo” (1 P. 1:7).


Es muy alentador para los creyentes que atraviesan circunstancias difíciles contar con hermanos que los ayudan a mirar al Señor. Y también lo es ver a creyentes que, en medio de las pruebas, están “arraigados y edificados en él y confirmados en su fe… rebosando de gratitud” (Col. 2:7).


Ejemplo de pureza


Este mundo está lleno de pecado, y es muy fácil contaminarse: un mal pensamiento, una imagen violenta o inmoral que capta nuestra atención, palabras sucias que escuchamos… Todo lo malo que entra por nuestros ojos y oídos y que toleramos conscientemente, nos contamina. Por eso debemos examinar siempre nuestra conciencia a la luz de la Palabra de Dios.


Cuando nos apartamos constante y conscientemente del mal, y nos enfocamos en lo bueno, tenemos alegría. Ese gozo nos da fuerza para ser ejemplos y seguir el modelo perfecto del Señor Jesús. Cuando nuestro servicio exterior está en armonía con nuestro estado interior, hay poder y gozo en lo que hacemos. Así honramos al Señor, y él puede usarnos para bendecir a otros. ¿No es esa una gran motivación para ser un buen ejemplo?

Traducido desde el sitio www.thebiblestudy.site

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