Pregunta n° 1: Según 1 Timoteo 5:17 ¿Es necesario que haya un anciano u obispo entre hermanos que desean comenzar a partir el pan donde no hay un partimiento del pan?
Pregunta n° 2: ¿Deben cesar de partir el pan cuando surge una prueba, debilidad o escándalo?
Respuesta n° 1: Dondequiera que los hermanos sean conscientes de la gloria de Cristo y de sus privilegios como miembros de Su cuerpo, no solo tienen la libertad sino también la responsabilidad de reunirse para hacer memoria de él en el partimiento del pan. Este acto simboliza tanto su muerte por nuestros pecados, conforme al amor divino, como la unidad de los suyos como Su cuerpo.
Por supuesto, deben hacerlo en comunión con quienes ya se reúnen para partir el pan en otros lugares, si es que hay quienes lo hagan razonablemente cerca. Si bien es lamentable cuando la señal de comunión en un nuevo lugar perturba la comunión en reuniones ya existentes, las reuniones más antiguas no tienen derecho a imponer obstáculos o retrasos más allá de lo que cualquier alma piadosa consideraría razonable. Es fundamental recordar que ninguna persona ni asamblea tiene la autoridad para impedir que los miembros de Cristo se reúnan en Su nombre para recordarlo en la Cena y llevar a cabo otras actividades de asamblea.
Las Escrituras son claras: no es necesario esperar a tener un obispo o anciano para comenzar a reunirse para partir el pan, incluso en los tiempos cuando los apóstoles estaban presentes y podían elegir ancianos. La práctica establecida era comenzar a reunirse como asamblea de Dios sin obispos o ancianos. Las cualidades necesarias para el obispado se desarrollaban y manifestaban con el paso del tiempo. Los nombramientos se hacían durante visitas posteriores de los apóstoles, o a través de delegados, como el caso de Tito en Creta. El principio invariable era que las asambleas precedían al surgimiento de obispos o ancianos.
Respuesta n° 2: Si los creyentes se han apresurado a reunirse para partir el pan o si algún aspecto de la asamblea no es el ideal, sería un gravísimo error aconsejar su disolución: ningún apóstol se atrevió a tomar semejante decisión, y nosotros tampoco podemos ni debemos hacerlo sin respaldo de las Escrituras.
El estado de una reunión puede ser tal que algunos se alejen. Por ejemplo, como le sucedió a Pablo con la iglesia en Corinto. Incluso en este caso tan particular, Pablo, con mucho cuidado, les recordó su posición, privilegio y responsabilidad como asamblea de Dios en esa ciudad. Esta manera de abordar el problema agravó el fracaso de los corintios y permitió que él, en el nombre del Señor, influyera en sus conciencias para producir un cambio positivo.
Traducido desde "The Bible Treasury" Vol.11, pág. 160
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