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Evangelismo


Oímos con frecuencia que en las culturas occidentales la evangelización tiene poco efecto. Y esto tiene, en mayor o menor medida, algo de cierto. ¿Se debe esto a la dureza del terreno (véase Mt. 13:5) o a los malos tiempos en que vivimos? ¿Se debe a que los paganos modernos no quieren saber nada de Dios? ¿O quizás también se deba en parte a que no creemos que el Señor pueda actuar aquí, hoy en día, como lo hizo en el pasado? El Dios Salvador es el mismo en todas partes y en todos los tiempos, así como el Enemigo también sigue siendo el mismo.


Un misionero en Camerún compartió hace tiempo los siguientes puntos, que intentaré resumir.


Los tesalonicenses


La iglesia en Tesalónica se formó a partir de la predicación del apóstol Pablo, y esta se convirtió en un ejemplo para el resto de las iglesias. En medio de mucha tribulación, los creyentes tesalonicenses habían recibido la Palabra de Dios, con el gozo del Espíritu Santo (véase 1 Ts. 1:5-6). En aquella época, la difusión del evangelio no era más fácil que hoy en día — ¿o te han torturado alguna vez en público o te han encarcelado por hablar del Señor Jesús? No, en muchos aspectos y para la mayoría de nuestros lectores, las cosas eran más difíciles para los cristianos de entonces que para nosotros.


Cuando aceptaron la Palabra, ellos siguieron la doctrina del apóstol. Esto fue a pesar de que Pablo había estado con ellos solo durante unas tres semanas. En comparación, los corintios también aceptaron la buena enseñanza, pero ¡qué engreídos se volvieron y cuántas cosas tristes leemos en las cartas que el apóstol Pablo les escribió!


Los tesalonicenses, en cambio, aceptaron la Palabra en medio de mucha tribulación y con el gozo del Espíritu Santo. De este modo, se convirtieron en un ejemplo que se divulgó mucho más allá de aquella localidad, leemos: "Habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído" (1 Ts. 1:7). Esta era una zona que se extendía unos 600 kilómetros de norte a sur y 200 kilómetros de este a oeste. Era una zona muy extensa, y llegaba aún más lejos, pues la gente oía hablar de ellos en todas partes (véase 1 Ts. 1:8).


Evangelizar por medio de palabras y hechos


¿Qué oyó la gente de estos cristianos? Oyeron que los cristianos eran diferentes al resto de las personas, y que se habían convertido de los ídolos a Dios, dispuestos a servir al Dios vivo y verdadero. Además, los creyentes estaban esperando la venida desde el cielo del Señor Jesús (véase 1 Ts. 1:9-10). Del mismo modo, ¿estás dispuesto a servir a Dios? Sin duda alguna, esto no es barato; ¡transmitir el evangelio del Señor Jesús puede traerte algún costo! El Señor quiere alcanzar con el evangelio a la gente que te rodea, ¡y quiere usarte a ti!


¿No lo ves así? Entonces lee Romanos 10:12-17. Allí encontramos que la fe viene por el oír. ¿Cómo va a creer la gente en Aquel de quien no ha oído? ¿Cómo van a oír sin no hay quien les predique? Entonces leemos: "¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?" (Ro. 10:15). Tal vez te digas a ti mismo: «Necesito un llamado especial, pero no lo tengo». Tienes razón: para predicar el evangelio necesitas recibir el llamado del Señor.


Como redimidos, todos somos Sus discípulos, y como tales también somos sus testigos. Nadie necesita un llamado especial y adicional a este para dar testimonio del Señor Jesús o para hablar de su amor a la gente que hay alrededor. En este contexto, todo discípulo del Señor es enviado a difundir el evangelio. Y todos, tanto los ancianos como los jóvenes, tanto los hermanos como las hermanas, tienen la tarea de testificar del Señor y de su evangelio.


La primera carta a los Tesalonicenses todavía puede llevarse a la práctica hoy en día. Lo que se necesita es dedicación y perseverancia en la oración. El Señor responde a la oración en la medida en que creemos. ¿Estás orando por una conversión o estás orando por muchas conversiones? El grado de nuestra fe determinará nuestro comportamiento. ¿Tienes el objetivo de llegar a una persona o de llegar a muchas personas? ¿Puede el Señor llevarte a una persona o a muchas? Si tenemos el valor de creer que el Señor puede obrar milagros, entonces el Señor no dejará esto sin respuesta.


Los cristianos ayudan a los cristianos


Como cristianos no sólo queremos dirigirnos a los incrédulos para que se arrepientan y vengan a la fe. Esto va más allá. También queremos llegar a los creyentes para ayudarlos a crecer en la verdad. Todos los creyentes, no importa cómo y dónde se reúnan, son miembros del un solo cuerpo de Cristo. Todos estamos unidos, para que así todo el cuerpo crezca conjuntamente y crezca interiormente en la verdad (véase Ef. 2:19-22). ¿Estás dispuesto a contribuir a ello?


Autor: T. Attendorn; adaptado de "Serving The Lord At A Young Age"; publicado en los Países Bajos.

Traducción realizada a partir de un artículo de la revista "Grace and Truth" , Noviembre 2019.

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