top of page

Alegría en las reuniones

Traducción bíblica utilizada: NBLA

Tiempo de lectura: 8 minutos.

¿Alguna vez has meditado en el hecho de que el Señor quiere darnos alegría en nuestras reuniones cristianas? En el día de la resurrección del Señor Jesús, cuando los discípulos se reunieron y el Señor se puso repentinamente en medio de ellos, se nos dice explícitamente que "los discípulos se regocijaron al ver al Señor" (Jn. 20:20). El Señor se regocija cuando nos reunimos, y es un privilegio que nosotros podamos alegrarnos junto con él.


En el Antiguo Testamento, Dios habla repetidamente acerca del lugar donde haría habitar su nombre (especialmente en Deuteronomio). Para Israel en aquel entonces, este era un lugar geográfico (Jerusalén), mientras que para nosotros se trata de un lugar espiritual. Es el lugar donde nos reunimos en el nombre del Señor Jesús (Mateo 18:20). Cuando David meditaba en lo que significaba para él ir a este lugar, dijo: "Yo me alegré cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor" (Sal. 122:1). Hoy en día, podemos sentir la misma alegría cada vez que nos reunimos en el nombre del Señor Jesús.


Me gustaría que meditemos en siete pasajes que relacionan el lugar elegido por el Señor con la alegría que el pueblo debía sentir allí. Al hacerlo, lo aplicaremos a las reuniones cristianas en nuestros tiempos


1) Alegría en el lugar que el Señor Jesús ha escogido


Deuteronomio 12:5-7: "Buscarán al Señor en el lugar en que el Señor su Dios escoja de todas sus tribus, para poner allí su nombre para su morada, y allí ustedes irán. Allí llevarán sus holocaustos, sus sacrificios, sus diezmos... Allí también ustedes y sus familias comerán en presencia del Señor su Dios, y se alegrarán en todas sus empresas en las cuales el Señor su Dios los ha bendecido". (Por favor lee la cita completa en tu Biblia)


El Señor quiere que nos reunamos en el lugar que él escogió “para hacer habitar allí su nombre” (Dt. 26:2 RVR1960) y él es quien invita. No somos nosotros quienes elegimos el lugar o congregación en la que nos reunimos, sino que Dios decide cómo y dónde nos reunimos. Cuando encontramos ese lugar, podemos sentir alegría. Para encontrar ese lugar, debemos tener un ejercicio espiritual, pero cuando lo encontramos, podemos regocijarnos.


En primer lugar y lo más importante, allí se ofrecen holocaustos y sacrificios. En el Nuevo Testamento, estos son denominados como "sacrificios espirituales", "sacrificios de alabanza” y "acciones de gracias". Luego vienen los sacrificios materiales, que consisten en hacer el bien y la ayuda mutua o compartir (1 P. 2:5; 1 Ti. 2:1; He. 13:15-16).


2) Alegría con toda nuestra familia


Deuteronomio 12:11-12: "Entonces sucederá que al lugar que el Señor, su Dios, escoja para morada de su nombre, allí traerán todo lo que yo les mando: sus holocaustos y sus sacrificios, sus diezmos... Y se alegrarán en presencia del Señor su Dios, ustedes, sus hijos y sus hijas, sus siervos y sus siervas, y el levita que vive dentro de sus puertas, ya que no tiene parte ni heredad entre ustedes". (Por favor lee la cita completa en tu Biblia)


Así como en el pasado era una gran alegría para cada israelita ir juntos a la casa de Dios, hoy en día es una alegría especial cuando vamos juntos a las reuniones. Es hermoso estar allí como la familia de Dios, con hermanas, hermanos, ancianos, jóvenes, adultos y niños. Dios quiere que disfrutemos juntos de la alegría, y este versículo nos anima a llevar también a nuestros hijos a las reuniones. Aunque no entiendan todo al principio (o incluso nada), sentirán profundamente lo que significa estar reunidos en la presencia de Dios.


3) Alegría en la comunión con nuestro Señor


Deuteronomio 12:17-18: "No te es permitido comer dentro de tus ciudades el diezmo de tu grano, de tu vino nuevo o de tu aceite, ni de los primogénitos de tus vacas o de tus ovejas... sino que lo comerás en presencia del Señor tu Dios en el lugar que el Señor tu Dios escoja, tú, tu hijo y tu hija… y te alegrarás en presencia del Señor tu Dios de toda la obra de tus manos”. (Por favor lee la cita completa en tu Biblia)


Casi todos los pasajes que mencionaré en este artículo (que son 7) nos muestran algo acerca de la comunión con el Señor. Sin embargo, este pasaje lo enfatiza de forma especial. En la Biblia, comer juntos es a menudo una expresión de comunión. Podemos disfrutar de esta comunión con el Señor de forma personal, pero en las reuniones lo hacemos junto con otros. Esto no se limita solo a la reunión de partimiento del pan, sino también a otras reuniones. Ciertamente, la mesa del Señor habla de forma especial acerca de la alegría de la comunión, pero también podemos alegrarnos en la comunión con él cuando escuchamos su Palabra o estamos juntos en oración.


4) Alegría a través de dar


Deuteronomio 14:22-26: "Fielmente diezmarás todo el producto de tu siembra, lo que rinda tu campo cada año. Comerás en la presencia del Señor tu Dios, en el lugar que él escoja para poner allí Su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino nuevo y de tu aceite, y los primogénitos de tus vacas y de tus ovejas... Podrás gastar el dinero en todo lo que tu corazón apetezca: en vacas u ovejas, en vino o sidra, o en cualquier otra cosa que tu corazón desee; allí comerás en presencia del Señor tu Dios, y te alegrarás tú y tu casa”. (Por favor lee la cita completa en tu Biblia)


El diezmo, que consiste en dar el 10% de los ingresos, era una instrucción de Dios para su pueblo terrenal en el Antiguo Testamento. En el Nuevo Testamento, no se nos da tal mandamiento y no estamos obligados a diezmar. Sin embargo, en la Epístola a los Hebreos se nos dice que no debemos olvidarnos de hacer el bien y de la ayuda mutua o el compartir (He. 13:16). El escritor de la Epístola también hace referencia a las ofrendas en este contexto, las cuales pueden ser de alabanza, acción de gracias o materiales (financieras).


Como cristianos, somos libres de dar lo que el Señor ponga en nuestro corazón. También podemos dar donde y cuando queramos. Sin embargo, es una buena costumbre combinar las ofrendas de hacer el bien y compartir con las ofrendas de alabanza y acción de gracias, tal como las vemos vinculadas en Hebreos 13. Por lo tanto, hacemos lo correcto cuando nos reunimos para proclamar la muerte de nuestro Señor y utilizamos esta ocasión para la “ayuda mutua” o el compartir [de nuestros bienes], por ejemplo, a través de la colecta (véase 1 Co. 16:1-2).


5) Alegría en las grandes obras de Dios


Deuteronomio 16:9-11: "Vas a contar siete semanas. Comenzarás a contar siete semanas desde el momento en que empieces a meter la hoz a la cosecha. Entonces celebrarás la fiesta de las semanas al Señor tu Dios con el tributo de una ofrenda voluntaria de tu mano, la cual darás según el Señor tu Dios te haya bendecido. Y te alegrarás delante del Señor tu Dios... en el lugar donde el Señor tu Dios escoja para poner allí su nombre". (Por favor lee la cita completa en tu Biblia)


La fiesta de las semanas, también conocida como Pentecostés, formaba parte del calendario festivo del pueblo de Israel y se celebraba todos los años. En los Hechos 2 vemos su cumplimiento profético, ya que esta fiesta apuntaba a la venida del Espíritu Santo a la tierra. Con la venida del Espíritu Santo, él no solo tomó posesión de cada creyente individualmente, sino que también se formó la Iglesia de Dios en la tierra. Desde Pentecostés, el Espíritu habita en la Iglesia.


Los dos panes que se presentaban en esta fiesta simbolizan la unión de judíos y gentiles en la Iglesia. Este es un milagro que nunca deberíamos olvidar, y es importante recordarlo cada vez que nos reunimos. El propósito de Dios con respecto a Cristo y la Iglesia siempre debería llenarnos de alegría. Por eso, el apóstol Pablo concluye su mensaje en Efesios 3 diciendo que se le debe dar la gloria a Dios en la Iglesia.


6) Alegría por la gloria futura


Deuteronomio 16:13-15 dice: "Durante siete días celebrarás la Fiesta de los Tabernáculos, cuando hayas recogido el producto de tu era y de tu lagar. Y te alegrarás en tu fiesta...Siete días celebrarás fiesta al Señor tu Dios en el lugar que escoja el Señor; porque el Señor tu Dios te bendecirá en todos tus productos y en toda la obra de tus manos; por tanto, estarás realmente alegre".(Por favor lee la cita completa en tu Biblia)


La fiesta de los Tabernáculos también se celebraba anualmente y ningún otro pasaje enfatiza tanto la alegría como este. Solo aquí se dice: "Estarás realmente alegre". En su significado profético, la fiesta de los tabernáculos apunta al reino milenial al que Israel entrará con alegría. Aunque el reino no sea la esperanza principal del cristiano, podemos aplicarlo a nosotros mismos, recordando que lo mejor está por venir. Por toda la eternidad disfrutaremos de la alegría de la casa del Padre. Toda tristeza, dolor y sufrimiento quedarán para siempre en el pasado, y todo será verdaderamente alegría. Aunque aún no vivimos en ese periodo, ya podemos anticipar algo de lo que haremos por toda la eternidad en nuestras reuniones de iglesia. En ningún otro lugar en la tierra podemos respirar tanto la ‘atmósfera celestial’ como cuando estamos reunidos en el nombre de nuestro Señor. Si no lo hacemos, no es culpa de nuestro Señor, sino nuestra.


7) Alegría mutua en las bendiciones de Dios


Deuteronomio 26:1-11 dice: "Cuando entres en la tierra que el Señor tu Dios te da por herencia, tomes posesión de ella y habites en ella, tomarás las primicias de todos los frutos del suelo que recojas de la tierra que el Señor tu Dios te da, y las pondrás en una canasta e irás al lugar que el Señor tu Dios escoja para establecer su nombre… Y tú responderás delante del Señor tu Dios: Mi padre fue un arameo errante [un arameo a punto de morir; RVR1960]… y nos ha traído a este lugar y nos ha dado esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Ahora, yo he traído las primicias de los frutos de la tierra que tú, oh Señor, me has dado”. (Por favor lee la cita completa en tu Biblia)


Dios bendijo grandemente a su pueblo terrenal, Israel. Pero Dios nos ha bendecido aún más a nosotros, los cristianos. Nuestras bendiciones son mayores que las del pueblo de Israel. Si queremos ver cuán ricos nos ha hecho Dios, debemos leer la Epístola a los Efesios. Allí podemos ver que nuestras bendiciones no son terrenales, sino celestiales. Además, reconocemos que nuestras bendiciones son principalmente espirituales, no materiales. También reconocemos que nuestras bendiciones no tienen límites, sino que Dios nos ha bendecido con toda bendición espiritual. Y, sobre todo, aprendemos que nuestras bendiciones están en Cristo. Sin él, no podríamos disfrutar de ninguna de las bendiciones. Esto se hace especialmente evidente en las reuniones, donde podemos regocijarnos juntos en las riquezas que Dios nos ha dado en Cristo. No olvidamos de dónde venimos y lo que éramos, sino que meditamos con alegría en cuán ricos nos ha hecho Dios en el Señor Jesús. ¿Y cuál es la consecuencia? Nos postramos en agradecimiento y adoración a Aquel cuya gracia no solo nos ha salvado, sino que nos ha bendecido abundantemente.


¡Realmente vale la pena asistir a todas las reuniones en el lugar donde el Señor nos convoca a reunirnos, y no perdernos ninguna de ellas, a menos que haya una razón válida para hacerlo!


Ernst-August Bremicker


Artículo traducido de la revista "The Christian Explorer" N° 6. Traducido con permiso.

207 visualizaciones

ARTICULOS RECIENTES

bottom of page