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Construyendo un matrimonio sólido (Parte IV y final)


Traducido del Inglés


El componente de la comunión espiritual


¡El matrimonio cristiano puede ser visto como un triángulo! En una esquina, al costado, se encuentra el esposo y en el lado opuesto la esposa, pero sentado en el ángulo superior, sobre ambos, ¡está el Señor! Esto nos es ilustrado en Eclesiastés 4:9-12: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto”.


La última parte de esta porción dice que un cordón de tres dobleces no se rompe pronto. ¡Esto describe la fuerza en un matrimonio que es edificado en torno al Señor! El esposo y la esposa no solo se encuentran entrelazados, ¡sino que están envueltos en torno al Señor y Él está al centro de su matrimonio! Este es el triángulo mencionado anteriormente, tanto el esposo como la esposa crecen cerca del Señor, quien está en la cima del triángulo. Pero a medida que ambos se acercan al Señor, ¡en realidad se vuelven más cercanos el uno al otro! ¡Esta es la comunión espiritual en el matrimonio!


En Efesios 5:25-28 leemos que los maridos deben amar a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se sacrificó a sí mismo por ella. También leemos que así Cristo está actualmente santificando a la iglesia por medio del lavamiento del agua por la Palabra, el esposo debe amar a su esposa de la misma manera, ¡poniéndola en un lugar apartado y destacado de todos los demás! Él también puede efectuar este trabajo por medio de pasar tiempo con ella junto a la Palabra de Dios, ¡velando por su crecimiento espiritual! Luego leemos en el versículo 27 que un día el Señor se la presentará (a la iglesia) a sí mismo, ¡santa y sin mancha! ¡Qué maravillosa seguridad descansa sobre esta verdad maravillosa! De la misma forma, ¡la esposa debe sentirse espiritual, emocional y físicamente segura debido a la comunión con su esposo!


Pedro al hablar de la comunión en oración dentro del matrimonio, hace referencia a que la esposa es coheredera de la gracia de la vida (1 P. 3:7). Si el esposo entiende a su esposa, dándole honor y viéndola como una heredera conjunta de la gracia de la vida, él será capaz de orar con poder. Si no lo hace, sus oraciones serán estorbadas.


Aquí la gracia de la vida puede no solo referirse a la vida eterna, sino que, en el contexto, también puede referirse a la amistad verdadera e íntima que pertenece solo a aquellos que son poseedores del don más bendito de Dios en esta vida: el matrimonio. Es la única vez en toda la Escritura que esta expresión es utilizada: “coherederas de la gracia de la vida”, ¡y se usa en relación a un marido y a una esposa disfrutando juntos de la comunión! ¡Pedro parece asumir que los esposos y esposas gozan del dulce privilegio de orar juntos como herederos de la gracia de la vida! Los maridos y las esposas no son simplemente dos personas viviendo en la misma casa, ¡sino herederos de la gracia de la vida! ¡Disfrutémoslo y desarrollémoslo orando y leyendo juntos, acercándonos cada vez más al Señor!


El componente de la intimidad


En Génesis leemos que Adán y Eva estaban desnudos (es decir, el hombre y su esposa) y no se avergonzaban (Gn. 2:25). En Génesis también leemos que, antes de la desobediencia de Adán y que el pecado entrase en el mundo, Dios les mandó lo siguiente: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra” (Gn. 1:28). La intimidad y la complacencia física mutua siempre ha sido parte de la relación entre marido y mujer.


Hebreos 13:4 nos dice: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla”. Esto significa que dentro de los vínculos protectores del matrimonio, las relaciones sexuales pueden ser un elemento enriquecedor y para glorificar a Dios. El esposo y la esposa deben buscar la complacencia sexual entre sí. Debemos recordar que el matrimonio, junto con todo lo que involucra, fue idea de Dios. Él fue su Diseñador. Este mundo ha corrompido la intimidad dentro de él, pero Dios tiene múltiples propósitos para la intimidad dentro de los límites maritales, echemos un vistazo a algunos de ellos:


La intimidad dentro del matrimonio es, primeramente, para procrear. El sexo en el matrimonio es el proceso que Dios nos dio para multiplicar una herencia piadosa. Pero Él también diseñó la intimidad en un matrimonio para que cumpla la función de un protector. Esta intimidad especial ha de ser reservada para el esposo y la esposa mutuamente. Pablo escribió: “a causa de la inmoralidad sexual, cada hombre tenga su esposa, y cada mujer tenga su esposo” (1 Co. 7:2 RVA-2015). Cuando los esposos mantienen su intimidad están ayudándose mutuamente a protegerse de una sociedad obsesionada con la sexualidad. Están protegiendo su propia fidelidad.


La Biblia también nos enseña que la intimidad dentro del matrimonio es para el placer tanto del esposo como de la esposa. Escrituras tales como Cantar de los Cantares 4:10-12, 5:15-16 y Proverbios 5:18-19 nos muestran claramente que la intimidad dentro del matrimonio no es mala ni pecaminosa. Fue diseñada por Dios para traer placer y gozo en la relación entre el esposo y la esposa.


En 1 Corintios 7:3-5, Pablo enseña que cuando un hombre y una mujer se unen en matrimonio, cada uno puede esperar tener intimidad sexual con el otro. También enseña que si uno de ellos decide abstenerse, primero debe acordarlo con el otro y entonces hacerlo por un corto periodo de tiempo. Es importante resaltar que la Biblia enseña que el ser humano está compuesto por espíritu, alma y cuerpo (cf. 1 Ts. 5:23). ¡La Escritura siempre lo presenta en este orden! En un matrimonio se debe dar atención y tiempo a cada una de estas tres áreas, tanto de parte del esposo como de la esposa:


  1. Del espíritu de él al espíritu de ella (y viceversa) — cuidar por las necesidades espirituales del otro

  2. Del alma de él al alma de ella (y viceversa) — esto es cuidar de las necesidades emocionales del otro, y

  3. Del cuerpo de él al cuerpo de ella (y viceversa) — esto es cuidar por las necesidades físicas del otro.

¡Esto ayudará a edificar y mantener un matrimonio sólido!


Blog hermano Tim Hadley Sr en Inglés: www.anchorsforlife.org

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