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Construyendo un matrimonio sólido (Parte I)


Traducido del inglés


Los salmos 127 y 128 a menudo han sido utilizados como un prototipo para la crianza de los hijos para el Señor. Estos dos salmos son parte de los 15 salmos conocidos como graduales, los cuales cantaban los hijos de Israel cuando subían a Jerusalén para las fiestas anuales. Ambos nos muestran la importancia del Señor en el hogar. En el Salmo 127 leemos de un hogar satisfactorio y en el Salmo 128 aprendemos cómo luce un hogar santificado. Ambos nos dan una visión general de la vida en en el hogar. En el Salmo 127:1-2 vemos cómo debe comenzar un hogar, el fundamento para la familia y el establecimiento del hogar. Luego, en los versículos 3 al 5, aprendemos cómo edificar el hogar en aquel firme fundamento cuando llegan los hijos. Esto, por supuesto, es seguido por la crianza en el Salmo 128:1-4, en la cual debe haber bendición en el hogar, en donde se despliega el temor del Señor. Por último, vemos en el Salmo 128:5-6 una real belleza en el hogar, ¡avanzando hacia lo que a menudo llamamos el periodo del “nido vacío” en la vida! De esta manera, estos dos salmos cubren todo el espectro del matrimonio y la vida de familia. Hay mucho que aprender de estos salmos a medida que escarbamos en ellos, por lo que nos tomará algún tiempo el aprender a edificar en el hogar un matrimonio sólido y una familia sólida que honra el Señor.

El comienzo del hogar: El matrimonio.

Un hogar satisfactorio depende de un matrimonio satisfactorio, ¡y eso depende de las bendiciones de Dios! Pero Dios no puede bendecir un matrimonio o un hogar que no está edificado sobre Él. Como cualquier construcción, ¡el hogar debe estar sobre un fundamento firme y sólido! Pero Él no es tan solo el fundamento, ¡también es el constructor! “Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican…” (LBLA). Note bien que en estos dos primeros versículos la palabra “vano” se repite tres veces (ver LBLA). ¡Es completamente inútil querer edificar un hogar dejando fuera de la ecuación al arquitecto y diseñador!


Salomón desarrolla tres principios con respecto a buscar la bendición del Señor en nuestros hogares:


1. Debemos aprender el principio de la gracia que encontramos en el versículo 2, es decir, que lo que tenemos lo hemos recibido por la gracia de Dios. No merecíamos la esposa(o) o los hijos(as) que tenemos. ¡Todo nos fue dado por Su gracia superabundante!


2. Debemos entender el equilibrio entre la fe y el trabajo. Él no está diciendo que no debemos guardar y proteger nuestros matrimonios, nuestras familias o nuestros hogares. Siempre debemos ser vigilantes en todas estas áreas, pero si no dependemos del Señor, ¡todos nuestros esfuerzos serán en vano! ¡Es por esto que la oración debe ser el cemento que mantiene unidos nuestros matrimonios, que sella y protege a nuestros hijos y fragua nuestros hogares!


3. También debemos aprender el principio del equilibro entre la carrera y el hogar. Los hombres fácilmente podemos estar tan ocupados y preocupados tratando de ser buenos proveedores a nuestras esposas y familias que finalmente perdemos de vista a aquellos por quienes estamos velando.

Los componentes básicos del matrimonio

Echemos un vistazo un poco más profundo a aquella etapa inicial del hogar: el matrimonio. Consideremos algunos de los materiales requeridos para la edificación; me gustaría llamarlos: «Los componentes básicos del matrimonio».

El componente del compromiso para toda la vida.

Ya hemos establecido que lo fundamental para edificar un matrimonio bueno y sólido es el edificar esta relación sobre el Señor. Usando otra analogía: el Señor debe ser el cordón de tres dobleces a los que el esposo y la esposa están hilados (Ec. 4:12).


La Biblia deja muy en claro que el plan divino para el matrimonio es el de un hombre y una mujer para toda la vida. Vemos esto en Mateo 19:4-6: “Él (Jesús), respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”. El Señor Jesús luego responde a la cuestión del divorcio, diciendo: “Ante…(vuestra) dureza de corazón, Moisés les permitió divorciarse de sus mujeres; pero desde el principio no fue así. Y les digo que cualquiera que se divorcia de su mujer, a no ser por causa de inmoralidad sexual, y se casa con otra comete adulterio” (v. 8-9 RVA-2015). Salvo por la grave excepción de la infidelidad física, el voto matrimonial es un compromiso de por vida, un voto hecho a Dios y de uno al otro (Ec. 5:4-5). ¡El matrimonio es para toda la vida! ¡Inclusive en los casos de infidelidad Dios desearía la posibilidad del arrepentimiento, el perdón y la restauración!


El componente de la identidad compartida


Cuando volvemos al modelo que nos da la Palabra de Dios, aprendemos de otra piedra que se añade a la estructura de un matrimonio sólido, a saber: ¡los dos se convierten en uno solo! Una vez casados, ¡ni el hombre ni la mujer deben vivir para sí mismos! Esto queda claro en las palabras de Adán en Génesis 2:23-24: “Esta es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne; ella será llamada Mujer, porque del hombre fue tomada. Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. Si bien el esposo y la esposa tienen diferentes hábitos, orígenes, padres, educación, personalidades, e inclusive diferentes experiencias, ¡al casarse la Biblia los ve como una sola persona!


El hombre y la mujer se unen y enlazan sus vidas en una sola vida en conjunto. Es de una vez para siempre y, sin embargo, ¡es un proceso que dura toda la vida y que debe ser trabajado y desarrollado! El madurar esta identidad compartida toma tiempo, paciencia y perdón mutuo. Siguen siendo dos personas muy distintas, aunque se hayan vuelto “una sola carne”. Inclusive, esto es visto en el hecho de que Adán es quien le da un nombre a Eva. Él llamó primero a su mujer conforme al significado de que del hombre había salido y luego la llamó Eva, que significa madre de todos los vivientes. Él le dio un nombre y ella tomó el nombre que él le dio. ¡Inclusive en esta actitud los vemos como uno solo!


Esta unidad en el matrimonio es otro componente básico para construir un matrimonio sólido. El componente de la fidelidad absoluta.


Junto con los dos primeros componentes, el matrimonio debe ser edificado sobre una absoluta fidelidad, tanto de parte del esposo como de la esposa. Leamos en Proverbios 6:27-29: “¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus pies se quemen? Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; no quedará impune ninguno que la tocare”.


La Biblia es muy clara e intransigente con respecto al asunto de la fidelidad: ¡tanto la fidelidad sexual como la emocional y la mental! En Tito 2:4-5, Pablo exhortó a las hermanas ancianas a enseñar a las jóvenes a “a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas”. ¡Cuándo la mujer y el hombre se casan deben estar totalmente comprometidos solamente el uno para con el otro! Esto nos hace retroceder a Éxodo 20:14, donde leemos en términos inequívocos: “No cometerás adulterio”. Nuestros corazones, pensamientos, consuelo y tiempo deben estar dedicados solamente a una persona: ¡nuestro cónyuge! ¡Nadie más se debe interponer entre el esposo y la esposa en cualquiera de estas áreas! La parte emocional y mental ha sido llamada el asesino silencioso de los matrimonios.


La infidelidad emocional es muy peligrosa debido a que no solo quita tiempo y energía en el matrimonio, sino porque conduce a la infidelidad sexual y posiblemente al divorcio. La infidelidad emocional también puede suceder a través de las redes sociales, chats, en los teléfonos celulares a través del «sexting» y el «texting», y debido al tiempo pasado con alguien en secreto, forjando una «amistad» y una eventual conexión emocional. Otra forma de ver la infidelidad emocional y mental es que la traición es un síntoma de los problemas que ya existen dentro de un matrimonio, quizás por necesidades no satisfechas.


Aquí hay unas pocas cosas que deben ser evitadas si vamos a edificar matrimonios sólidos que honren al Señor:


StartFragment• Establecer una relación con alguien del sexo opuesto a escondidas de nuestro cónyuge.

• Excesiva mensajería, llamadas, o comunicaciones online a través de las redes sociales, chats, o mensajes instantáneos (tales como Whatsapp y Messenger).

• Almuerzos o cenas en secreto (sin que el cónyuge lo sepa).

• Hablar por teléfono en privado, dejar la habitación, o apagar la pantalla del computador cuando el cónyuge entra en la habitación.

• Revelar información personal acerca de un matrimonio, especialmente si uno no es feliz, a extraños del sexo opuesto.EndFragment

Continuará en una segunda parte

Blog hermano Tim Hadley Sr en Inglés: www.anchorsforlife.org/

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