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Reflexiones sobre la armonía cristiana #8 —Lo que más importa son las personas


En el año 2012, una familia neoyorquina le dio un segundo vistazo al pequeño utensilio que utilizaban como tope de puertas, y, al mismo tiempo, un anuncio de una casa de subastas llamó su atención. Resultó ser que ese pequeño tope de puertas era un vasija china de 600 años de antigüedad que había pertenecido a la dinastía Ming. Poco tiempo después el utensilio se vendió en $1.3 millones de dólares.


Entre los hijos de Dios, las relaciones a menudo también se dan por sentadas. Si los problemas interrumpen esas relaciones... bueno, es solamente un tope de puerta, y si lo perdemos, siempre podremos encontrar otro que cumpla la misma función. Sin embargo, ¡la armonía cristiana es mucho más preciosa que eso!


— Lo más importante son las personas. Si estamos en desacuerdo, ¿tratamos principalmente de convencer al otro o tratamos de llevarnos bien? Si las preocupaciones involucran principios fundamentales, disciplina en la iglesia, o temas simples de conciencia personal, las respuestas serán bíblicas solamente si van de la mano con un esfuerzo persistente en mantener las relaciones.


— Discutir es bíblico. Si bien rechazamos las enseñanzas claramente anti-ortodoxas (Judas 1:3; 2 Juan 1:7-11), debemos, al menos, tratar de entender las ideas contrarias a nuestras convicciones. La sabiduría celestial es, entre otras cosas, benigna (Santiago. 3:17), una palabra que en otras versiones se traduce como "condescendiente" (LBLA) o "dispuesta a ceder ante los demás" (NTV). Si no estamos dispuestos a conversar, entonces exponemos nuestras actitudes carnales.


— El sesgo de confirmación es real. En los últimos meses, muchos han compartido artículos en las redes sociales con el siguiente comentario: «¡Esto es justo lo que pensaba!» o cosas similares. Esto no es para nada aconsejable. No necesitamos esforzarnos mucho para afianzarnos en nuestros propios puntos de vista. el crecimiento personal y la armonía cristiana dependen de que busquemos entender los puntos de vista de los demás.


— A menudo, es legítimo estar en desacuerdo. Lo que importa es la forma en que discrepamos. «Yo lo veo de forma diferente» es una frase mucho más adecuada que «Estás totalmente equivocado». Además, si las cosas fueran tan obvias como piensas, ¡entonces no habría nada que discutir! Si conoces a alguien que, con toda honestidad, ve las cosas de forma diferente que tú, especialmente si es un cristiano en quien has confiado antes, ¿por qué ahora no valoras sus ideas? (Nota: esta verdad no es un martillo para utilizar contra los demás, sino un espejo para que utilicemos nosotros).


— Los caminos divididos no significan corazones divididos. Algunos desacuerdos pueden afectar, en diferentes medidas, la comunión cristiana, pero esa no es razón para desacreditar, menospreciar o demonizar a otro creyente. En el Antiguo Testamento, Abraham y Lot terminaron viviendo separados, y, posteriormente, el testimonio de Lot se volvió más que cuestionable; sin embargo, cuando Lot estuvo en problemas, Abraham fue a rescatar a aquel que consideraba "su hermano" (Génesis 14:14,16 RVA).


Justo ahora, los cristianos se enfrentan a preguntas desafiantes que no deben ser ignoradas; algunas tienen que ver con la salud y otras con el prejuicio. ¿Pero qué haremos si diferimos en lo que respecta a usar cubre-bocas o la búsqueda de justicia? El enemigo de nuestras almas estará inmensamente feliz si logra incentivarnos a descubrir pensamientos carentes de gracia, comentarios insultantes y actitudes divisionistas. La armonía cristiana manifiesta el propio corazón de Dios. Lo que más importa son las personas.

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