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Reflexiones sobre la armonía cristiana #4 — "La hermandad"




Antes de que el apóstol Pedro comenzara a seguir a Jesús, el formaba parte del rubro de la pesca. Él y su hermano Andrés eran compañeros con Jacob y Juan, y aparentemente contrataban a otros pecadores para el trabajo de vez en cuando (Mr. 1:16-20; Lc. 5:4-10).

Por ese motivo, me pareció muy intrigante que Pedro sea el único escritor bíblico que utilizó el término “hermandad” para describir a la familia Cristiana. “Amad a la hermandad” (1 Pedro 2:17 VM), escribió, lo cual tiene una perspectiva diferente a simplemente decir: “Amad a los hermanos”. El erudito bíblico James Strong (1822-1894) la comparó con la palabra “fraternidad”.

En el rubro de la pesca, en el cual trabajaba Pedro, cualquier plan para reparar las barcas o comprar nuevos implementos debía pasar por la pregunta: «¿Es para el bien del grupo?». Todo lo que Pedro hiciera afectaría a Jacobo, y todo lo que Juan hiciera afectaría a Andrés. Obviamente que a un nivel mucho más profundo, esta es la forma en que debemos pensar respecto de la armonía cristiana. Debido a nuestra común fe en Jesucristo, ¡somos una hermandad! Todo lo que yo hago, te afectará a ti; y todo lo que hago debe ser para el bien del grupo, no solo para mí.

Por supuesto que esto debe abarcar personalmente a todos los cristianos con quienes nos congregamos, pero también debemos amar el hecho que existe una comunidad global de creyentes (es decir, la Iglesia). Como cristianos, tu y yo poseemos una membresía permanente para esa alianza fraternal y divina. Además, la verdadera demostración de esto llega durante los tiempos de dificultad. Como dije anteriormente, Pedro es el único que utiliza la palabra “hermandad”, y solo dos veces, la otra ocasión es en la misma epístola, y ahí Pedro le recuerda a los cristianos que comparten los sufrimientos experimentados “en vuestra hermandad en el mundo” (1 P. 5:9 BTX).

Hace poco leí algo que comentó un amigo, lo cual es muy cierto: Como cristiano, tengo una relación más cercana con cualquier cristiano que con otras personas, incluso alguien que sea de mi propia etnia, ascendencia o profesión.

En mi caso, yo soy un blanco americano con ascendencia germánica y escocesa. Sin embargo, tengo una relación más cercana con cristianos asiáticos o afroamericanos que la que nunca tuve con alguien que no es cristiano, o incluso un pariente de sangre.

Esto es algo que debemos disfrutar— algo para saborear e, incluso, ¡gloriarnos! ¡Considera lo que Dios ha hecho en la Iglesia por medio de la obra de Jesucristo! Las personas han tratado, por siglos, de unirse, pero siempre existen fuerzas opositoras que apartan a los mismos que proponen esta unidad. Sin embargo, la armonía cristiana significa que somos miembros unos de otros y que todos formamos parte de la hermandad de Cristo.


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