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Foto del escritorRicardo Vasconcelo

"Las hormigas, pueblo no fuerte", pero sabio.



"Todo el cuerpo...recibe su crecimiento de acuerdo con la actividad proporcionada a cada uno de los miembros para ir edificándose en amor." (Efesios 4:16)


Hace un tiempo estuve en una pequeña reunión rural en la Costa Esequibo de Guyana, y cuando terminé de hablar, un espectáculo asombroso captó mi atención. En el piso del local de reunión, había un ejército de hormigas que parecía estar corriendo desordenadamente de un lado a otro. Pero luego de examinar más de cerca, me dí cuenta que no estaban para nada confundidas. En realidad, estaban en las etapas de preparación finales en el traslado de un gran escarabajo muerto, ¡el cual lograron mover! Durante el tiempo transcurrido en cantar las cuatro estrofas de nuestro himno final, ¡ellas ya lo habían movido casi un metro!


Podemos aprender mucho de las hormigas. Pero la lección particular que Dios me enseñó esa noche, a través de estas maravillosas y pequeñas criaturas, tuvo que ver con la unidad. Lo que una sola hormiga no pudo realizar, un grupo de ellas si pudo—¡y vaya que lo hicieron! Y lo que un solo creyente no puede realizar, un grupo de creyentes puede hacerlo.

Por sí mismo, un creyente puede expresar el señorío de Cristo sobre una persona, pero no Su señorío sobre su Iglesia. Solo, puede adorar al Padre en espíritu y en verdad, pero no puede experimentar la presencia particular del Señor en medio de los dos o tres reunidos a su nombre. El cristiano en solitario ciertamente puede servir al Señor, pero no puede conocer el significado de la expresión "colaboradores" hasta que haya aprendido a trabajar junto con otros cristianos.


Cuando pienso en esas hormigas, me asombra cuantos «escarabajos espirituales» permanecen tendidos inmóviles en el piso de nuestro testimonio cristiano. La acción unida, en el poder del Espíritu Santo, puede moverlos, pero carecemos de esto con frecuencia. ¡Gracias sean dadas a Dios por los fieles y valientes esfuerzos de algunos! Pero no dejemos de orar pidiendo sabiduría y voluntad para trabajar juntos, en lugar de poseer propósitos diferentes. Verdaderamente los escarabajos pueden ser removidos.

Grant W. Steidl