top of page

NO SEA QUE NOS DESLICEMOS

Philippe Laügt

(Hebreos 2:1)

ALEJARSE
 

Apartarse es un peligro que amenaza al cristiano a lo largo de su carrera aquí abajo. Es fácil apartarse de manera insidiosa. Esta expresión puede traducirse también como: «deslizar lejos» o «ir a la deriva», como una embarcación que, aunque  con la vista en el puerto, es arrastrada por la corriente, y lista a tener un naufragio. ¡Trágicamente, el que se aparta es el último en percibirlo! De ahí estas palabras del apóstol: «Dios, nos ha hablado por el Hijo, a el cual, siendo el resplandor de Su gloria, y la imagen misma de Su sustancia… es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos» (Hebreos 1:2-3; 2:1).Para quedarnos en Su camino, sin desviarnos ni a la derecha ni a la izquierda, es necesario que nuestro corazón quede unido en el temor de Su nombre (Deut. 5:32-33 ; Salmo 86:11). 


El apóstol les escribe a los hebreos que habían salido del Judaísmo, que el comportamiento de muchos de ellos hace temer que lleven solamente el uniforme (pelaje) de Cristo, sin haber recibido Su vida. Pero otros, son al contrario verdaderos hijos de Dios. Igualmente ellos peligran de apartarse de la verdad oída y conocida. De allí esta orden terminante: «Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos» (Hebreos 10:32). Por fidelidad al Señor, tuvieron «vituperios y tribulaciones y fueron hechos espectáculo». El apóstol añade: «Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes soportasteis con gozo» ¿Cómo podemos  en forma prácticamostrar tal despego con respecto a los bienes de la tierra?  Teniendo la certeza, por la fe, de poseer « una mejor y perdurable herencia en los cielos»  (Hebreos  10:34). El apóstol exhorta: « No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa»  (Hebreos  10:36). Hay que perseverar, vivir de fe, apoyarse en las promesas divinas, los ojos fijos en  Jesús. La recompensa es para  aquel  que permanece fiel hasta el fin (Apoc. 2:10).

CAUSAS Y ANTÍDOTOS

¿Pero cuáles son las causas habituales del relajamiento espiritual? La distracción del espíritu, la falta de firmeza en nuestras convicciones que recae sobre nuestro comportamiento y la búsqueda de nuestros gustos en la vida diaria. Examinemos un poco en detalle estos peligros. 


Hay en este mundo una multitud de objetos susceptibles  que retienen nuestra atención y acaparan nuestro espíritu. ¿Cuál es el antídoto? Esforzarse en permanecer ocupado con fervor de la Escritura, sondearla y alimentarse de todo lo tocante al Señor (Juan 5:39; 1ª Timoteo  4:15).


Podemos llegar a ser «tardos para oír »  la Palabra de Dios, ella pierde entonces su sabor.  Rápidamente  se contenta con formas religiosas. Por el tiempo, estos cristianos hebreos habrían debido ser «doctores». ¡Y  si necesitaban leche, cuan pequeñitos eran! (Hebreos  5:11-14). Esto no debe sorprendernos: si Cristo pierde su lugar, el  primero, en nuestro corazón, nuestro espíritu es rápidamente invadido por todo tipo de cosas y nos apartamos poco a poco de la verdad, que está en Jesús. Es necesario que todos nuestros pensamientos, sean traídos cautivos a la obediencia de Cristo (1ª Corintios10:5). Si no es así  podemos dejarnos llevar por razonamientos, discusiones sugeridas por Satanás, de este  estilo: « ¿Conque Dios os ha dicho? »(Génesis  3:3). Permanezcamos unidos a Cristo, esta Ancla segura y firme que es la única que puede impedir que nuestro espíritu se vaya  a la deriva, una deriva lenta, gradual ,  más temible en nuestra vida que un choque violento (Hebreos  6:19). 


Otra trampa, muy sutil, es dejarse llevar en la carrera desenfrenada de un mundo,  que siempre está  en busca de  sus gustos y de sus placeres (Amos 5:4-6). Un hijo de Dios puede comprometerse insensiblemente en este camino, y la decadencia espiritual  le hará ir hasta la ruina e igualmente la negación. Ni la edad, ni el “rango”  ocupado en la Asamblea  lo colocan  al amparo de estos peligros. De ahí esta advertencia del Señor a sus discípulos, al momento de dejarlos: «Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. » (Mateo  26:41). 


Hay en la Escritura varios ejemplos de creyentes que se apartaron, por  diversos motivos.  


LOT

Podemos pensar en aquel que la Palabra llama el «justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados » hombres de Sodoma. ¿Pero cómo lo hacia  « este justo, que moraba entre ellos»? , «Afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos», ¿En que  medida era conciente de estar bajo las consecuencias de esta mala elección? (2ª  Pedro 2:7-8).


Cuando el Dios de gloria llama a Abraham a salir de su tierra y de su parentela para venir a una tierra que le  mostraría, Lot lo sigue en esta gestión, que es el de la fe (Génesis 12:1, 4). Por mucho tiempo el sobrino Lot  conforma su conducta a la de Abraham, la  de un  andar por la fe, y realiza su carácter de extranjero y errante sobre la tierra. Pero Dios prueba a su siervo  por una hambruna. El mismo desciende a Egipto, seguido siempre por Lot y pierde allí su carácter de adorador y de testigo. No puede contar  ya con  el socorro divino y, rápidamente, por temor al  hombre, actúa sin rectitud. Finalmente es reenviado por el Faraón. Pero las riquezas adquiridas en Egipto  vienen a ser un medio en la mano del Enemigo: desea arruinar el testimonio dado a los incrédulos, al Cananeo y al Fereseo que vivían  entonces en la Tierra de Canaán. Disputas surgen entre los pastores de los rebaños de Abraham y de Lot.  Abraham  le dice a Lot: «No haya ahora altercado entre nosotros dos porque somos hermanos.  Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda. » (Génesis 13:8-9). En este momento decisivo de su vida,  Lot levanta la mirada, pero  no es hacia el cielo. «Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra.  Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán» (Génesis 13:10-11). Es atraído por las perspectivas felices pero engañosas de un mundo que madura rápidamente para el juicio. La codicia de los ojos va a conducirlo, poco a poco,  a un final  vergonzoso. Abraham habita en cambio cerca de los robles de Mamré, que pertenecen a Hébron, en la comunión con Dios (Génesis  13:18).


Lot levanta sus tiendas « hasta Sodoma» y vive en las ciudades de la planicie (Génesis 13:12). Puede ser que piense solo en permanecer allí, como más adelante sucede con Elimelec que desciende a  Moab  (Ruth 1:1-2, 4).  ¿Puede ignorar el carácter de estos hombres « malos y pecadores contra Jehová en gran manera»? (Génesis  13:13). Había que separarse de ellos lo más pronto posible. Entonces con toda evidencia, se “acomoda” a  eso, no sin tormentos interiores. Un cristiano,  en el siglo pasado, compara nuestra conciencia con un perro fiel. Añade: “de tanto ver pasar las mismas cosas, no ladra más”  (F. Neff).

 
El peligro es grande, si se cede  a las tendencias de nuestros corazones naturales, el de acostumbrarse poco a poco a la atmósfera contaminada de este mundo. Hay que pedir con fe, en nuestras oraciones «más alejamiento de este mundo malo y más unión santa en nuestras almas» .  Tan pronto como Cristo no es ya  el objeto exclusivo d nuestro corazón, Satanás se emplea para llenarlo «con  cosas que son del mundo» (1ª Juan 2:16),  y nos vamos a la deriva.


En esta planicie del Jordán, un conflicto estalla, y Lot es hecho prisionero, porque « que moraba en Sodoma  (Génesis 14:12). La noticia le llega a Abraham, el hebreo (palabra que significa: “de el otro lado, más allá” ). No le falta ni energía ni amor fraternal. Discierne el pensamiento de Dios y se pone en campaña con  trescientos hombres ejercitados, nacidos en su casa. Persigue al enemigo, y libra a Lot, su hermano, con todo sus bienes (Génesis  14:14-16). Es para  Lot, extraviado en las sendas del mundo, la ocasión de escoger (Colosenses  4:5). ¿Va a volver a tomar, sintiendo el llamamiento que Dios le dirige, su lugar  de peregrino y adorador?  Sucede  que Dios da una ocasión a  los suyos para volverse. 


Les envía una ayuda espiritual a los que suspiran y gimen bajo las consecuencias de su alejamiento (Ezequiel  9:4; Salmo 107:14). Lot puede aun volver, como Abraham de su retorno de Egipto, «hasta el lugar donde había estado antes su tienda». No  hace nada y repite sus asociaciones mundanas. En Sodoma, apreciamos sin duda la intervención y el desinterés de Abraham,  tío de Lot.  Los  ángeles  que han venido a destruir la ciudad , encuentran  a Lot donde siempre está. Este reconoce que no son "hombres" como  los otros. Se levanta para recibirlos y se  inclina a ellos. Los induce a entrar en su casa, pero  estos se muestran reticentes. El desorden terrible y moral que reina en Sodoma se manifiesta pronto. En el sincero deseo de proteger a sus huéspedes, Lot llama a estos habitantes de Sodoma, cargados de iniquidad, "mis hermanos”  (Gen. 19:7). A cambio, encuentra  de  sólo desprecio, injurias y amenazas de parte de ellos.  Lo libra solamente  la intervención poderosa de los ángeles (Hebreos  1:14). Abraham (padre de una multitud: nombre que Dios le da en Génesis 17:5) no dejó de interceder pensando en  Lot: « ¿Destruirás también al justo con el impío?  » (Génesis  18:23). El juicio va a cumplirse , pero Dios  primero saca a Lot de esta ciudad. Es salvado, como a través del fuego.  


Habla a sus futuros  yernos, pero  a ellos les parece  todo una broma  Toda su vida pasada ha sido  una  falsedad    en sus actuaciones  ¡ Lot mismo se tarda, es duro para  sus ojos  dejar todas  sus pertenencias , el fruto de su trabajo,  su lugar en la sociedad, y por desgracia,  hasta sus relaciones! Los ángeles cogen su mano y le dicen: «Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas».  (Génesis  19:16-17). ¿  Ha comprendido Lot  por fin  la  escena de corrupción en la cual  habitaba,  y que Dios en su amor desea retirarlo?  No,  el monte  no lo atrae,  desea  aun  guardar alguna cosa  de un mundo que  se le  ha  vuelto familiar. ¿  Cual  es su deseo?   ¡ Vivir en una ciudad, por muy pequeña  que sea!  Dios accede a su demanda,  protegiéndose en Zoar donde, finalmente  Lot tiene miedo (Génesis 19:30). En una cueva  acaba miserablemente su vida,  y cae como un juguete en  manos de sus hijas, ya pervertidas en Sodoma. Que cuadro sorprendente Dios nos conserva, para nuestra advertencia, de la desviación confirmada  de Lot y de  sus consecuencias terribles, para él y para su familia.

JONATHAN

La vida de Jonathan, hijo de rey Saúl, nos provee de otro ejemplo, posiblemente más doloroso, de un creyente que se aparta después de un principio prometedor de vida. La Palabra de Dios habla por primera vez de Jonathan, en el momento en el que  ataca la guarnición de los Filisteos en Gabá (1ª  Samuel  13:3). Los hombres de Israel apenas  son  tres mil, amedrentados, alrededor de Saúl. Los Filisteos se reúnen y   juntan fuerzas impresionantes: « treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo, y pueblo numeroso como la arena que está a la orilla del mar; (1ª Samuel 13:5). ¿ El pueblo de lsrael va a volverse  a Dios en su desamparo? No, se esconde y huye.

 
En la miseria en que están , Dios se sirve de Jonathan, un hombre que no espera ningún socorro de la carne,  porque  ella es religiosa. Por la fe, se levanta, con el joven escudero : « Ven y pasemos a la guarnición de los filisteos» (1ª  Samuel  14:1).  A su  fe,  su virtud, se une también su  humildad: « quizá haga algo Jehová por nosotros» (1ª Samuel 14:6). Los Filisteos, atrincherados  arriba en los peñascos escarpados, se burlan de él, le desafían  que vaya por ellos. Jonathan y escudero suben con sus manos y sus pies. Son un blanco ideal para los arqueros y sin embargo poco después,  estos incircuncisos, embargados de espanto, caen delante de ellos (1ª Samuel  13-15). 


Un poco más tarde, en el valle de Éla, Dios se sirve de un hombre según su corazón, David.  ambién muy joven, siente profundamente el ultraje provocado  por este Filisteo gigante, Goliat, enfrente de « los escuadrones del Dios viviente?» Corre hacia él en nombre de Jehová de los Ejércitos. Una sola piedra lisa, escogida en el torrente, pero dirigida por Dios, pone  definitivamente a Goliat  en tierra. En toda esta concurrencia estupefacta, único Jonathan  es el único que muestra en seguida  su admiración, un amor profundo para David. Sorprendido por el poder de la gracia que brilla en este hombre de Dios, Jonathanse despoja en su favor de todo lo que era su poder  y su gloria, como hijo del rey, heredero al trono.


Afirma así que David, un bello tipo de Cristo, ha adquirido  todos los derechos sobre su corazón. Todo parece anunciar que desde  aquel momento  habrá para  Jonathan una carrera brillante, una vida embellecida por su amor para David y por el amor,  aun mas grande , que David le concede.

 
Lleno de  orgullo y  celos, rey Saúl muestra por  contrario el odio que invade su corazón, que esta lleno de celos, con respecto a David. ¡ Comparte a  Jonathan y a todos sus siervos  sus intenciones asesinas!  Jonathan  le advierte a David. «En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia» (Proverbios 17:17). Jonathan intercede ante su padre; le recuerda la gran liberación que Dios obró por medio de David para salvar al pueblo de Israel. Su actitud resuelta desvía por un instante la tormenta. Pero, pronto, Saúl busca sin éxito,  golpear a David con  su lanza.  Este  debe  huir a Naiot cerca de Samuel. 


¿No es el momento que tiene  Jonathan para identificarse abiertamente con aquel que es odiado sin causa?   Sin embargo Jonathan se queda en una situación falsa. Vive en la intimidad de Saúl, en medio de los lujos de la corte  respetado de todos  como el heredero del trono. Como hijo respetuoso, tiene demasiadas ilusiones con respecto a su padre. En el momento de una entrevista, le dice a David: «He aquí que mi padre ninguna cosa hará, grande ni pequeña, que no me la descubra» (1ª Samuel  20:2).

 
David no tiene la misma confianza. Comprende que  el afecto de Jonathan hacia el, (1ª Samuel  20:4, 17) sólo aumenta el odio de Saúl. Jonathan  y David  convienen una estratagema. David se esconde en los campos, su  lugar queda vacío en el festín de Saúl, que  pregunta  sobre el.  El odio real estalla a plena luz, cuando Jonathan se atreve a tomar partido por David: «¿Por qué morirá? ¿Qué ha hecho? La ira de Saúl se enciende  en contra de su hijo,  que procura golpearlo con  su lanza y lo injuria vilmente (1ª  Samuel  20:30-32).


Ya no le cabe  duda. «Jonatan entendió que su padre estaba resuelto a matar a David (1ª Samuel  20:33). Por la mañana, encuentra  a su amigo, lloran juntos, pero parece que Jonathan ya no tiene el ardor de su primer amor. Es por el lado de David que se encuentra el afecto más ferviente. Jonathan comprendió que Dios suprimiría a cada uno de los enemigos de David. El hace un pacto con el Ungido de Jehová, tocante a su casa, y David se acordará  luego de esto, con respecto a Mefiboset (1ª  Samuel  20:15, 40). ¿ Pero por qué Jonathan entra de nuevo en la ciudad, mientras que David se va, fugitivo, sin asilo? El hijo del rey se muestra solo preparado para compartir las aflicciones de David solo de corazón. Sin embargo  ya no es posible quedar neutro: es David o es Saúl. ¿Está  atado Jonathan por sus afectos naturales? ¿O, posiblemente, atado a un lugar envidiable para la carne? Solo Dios conoce los secretos del corazón y los pondrá en evidencia. Jonathan no acude a la cueva de Adulam (1ª Samuel  22:1-2). Es allí, compartiendo los sufrimientos de David, y su rechazo, que se puede aprender a conocer su gracia y su belleza. Lo mismo ocurre hoy con Cristo, el verdadero David: «sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo…. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados» (1ª  Pedro  4:13-14). ¿Nos parecemos a los apóstoles que salieron «gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre» ? ( Hechos  5:41).

 
¡Jonathan se queda con su padre qué lo acusa sin razón de ponerle trampas y de levantar a su siervo en contra de él! ¿A perdido Jonathan todo discernimiento? Saúl, yendo siempre más lejos en la perversidad de su corazón, se atreve a matar a todos los sacerdotes que recibieron a David. Solo Abiatar huye hacia el hijo de Isaí : allí, cerca de él, está  bien guardado, por Dios mismo. ¡Jonathan  aun  persiste en su actitud!

     
¡El último encuentro de ambos amigos es conmovedor, solemne también! David está en el desierto, «lo buscaba Saúl todos los días, pero Dios no lo entregó en sus manos. » (1ª  Samuel  23:14-18). Jonathan se levanta y va hacia David en el bosque y fortalece su mano en Dios, en términos conmovedores (1ª  Samuel  23:16). Él que antes decía con sencillez: «Y si yo viviere, harás conmigo misericordia de Jehová, para que no muera» (1ª  Samuel 20:14) declara ahora: «reinarás sobre Israel, y yo seré segundo después de ti» (1ª Samuel 23:17). Probablemente esta palabra revela  una seria decadencia. El Yo ha vuelto a tomar sutilmente su lugar en el corazón de Jonathan. 
Es la razón profunda de muchas desviaciones. Es para Jonathan la última ocasión de salir de la red que atrapa  mas y  más su alma. Recuerda a Sansón que pensaba: « Esta vez saldré como las otras y me escaparé.» Pero «él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.» Y los filisteos, enemigos temibles en medio del pueblo de Dios, lo atrapan y le revientan los ojos (Jueces 16:20-21). 


La entrevista se termina, «David se quedó en Hores¹ , y Jonathan se volvió a su casa» (1ª Samuel 23:13-14). Todo parece seguir en lo sucesivo su  curso  acostumbrado. ¡En los sobresaltos qué acompañan los últimos días de Saúl, Jonathan continúa quedándose  con su padre!

 
De muchos  humildes se va a rodear David  en el día de su elevación. Formarán parte de sus hombres fuertes (2ª Samuel 23:13-17). La gracia actúa, la devoción, fruto del amor por  David, va a ser recompensado. De muchos humildes se va a rodear David  en el día de su elevación. Formarán parte de sus hombres fuertes (2ª Samuel 23:13-17).

¹ Hores :, en un bosque —Biblia  J. N.  Darby


La gracia actúa, la  devoción, fruto del  amor por David, va a ser recompensado.

 

Para David las pruebas se suceden, más amargas las unas que las otras. Es traicionado, huye de prisa de delante de Saúl que procura rodearlo, reencuentra  a Siclag quemado (1ª Samuel 23:20, 26; 1ª Samuel 30:1) ¿pero dónde está pues  Jonathan, este amigo en otro tiempo tan fiel?

 
No oímos hablar más de él hasta la terrible derrota de Gilboa. Había comenzado tan bien con Dios en Micma, y cae sin gloria con su padre, herido de muerte por esos Filisteos, esos enemigos constantes del Pueblo de Dios. David, embargado de dolor, compone el canto del Arca, donde exclama: « ¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla! ¡Jonathan, muerto en tus alturas! Angustia tengo por ti, hermano mío Jonathan»  (2ª Samuel  1:25-26).


¿Cuál es el secreto de esta vida tan breve, acabada tan brutalmente? Escuchemos las advertencias del Señor: «El que ama a padre o madre más que a mí» (Mateo 10:37).« Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame» (Marcos 8:34). Es para nuestra instrucción que la Palabra traza estas etapas de la vida de Jonathan, muestran, por desgracia, una decadencia de sus afectos hacia David con sus consecuencias terribles. Es precioso de comenzar su carrera con el ardor del primer amor para el Señor y para nuestros hermanos. Pero a la hora de la prueba, inevitable, hay que mostrar que preferimos seguir a un Cristo rechazado y, abandonar, si es necesario, todo el resto: puede ser los afectos naturales, una "posición" en este mundo, o la búsqueda más o menos disfrazada de la satisfacción de nuestro "yo". «Hay en las cosas terrenales una tendencia  a sopesar nuestros afectos  con nuestros afectos  por Cristo. ¡Lo que llamamos nuestros deberes aquí abajo pueden  muy fácilmente alejarnos de Dios  como un pecado auténtico»! (J.N.D.). Sobre todo que somos completamente capaces  de pensar en lo secreto: «¿ puedo guardar bienes en este mundo  una parte con Cristo? "Para ser guardados de "apartarnos", de ir a la deriva, son necesarios el amor por  Cristo y el deseo profundo de mantener cueste lo que cueste la comunión con Él.

DEMAS

Antes de cerrar estas reflexiones, desearíamos citar a Demas. La Palabra de Dios nos narra muy poco acerca de este tema, y es solamente a través de tres breves menciones del apóstol Pablo, que se puede trazar su historia.  Demas es citado entre los «compañeros de obra» del apóstol, Marcos, Aristarco y Lucas en la carta escrita a Flemón (v. 23). En este período de su vida, con toda evidencia, es un siervo de Dios, fiel y considerado. Se encuentra en Roma durante el primer encarcelamiento del apóstol Pablo. Posteriormente, este último, escribiendo a la Asamblea en Colosas les dice: «Os saluda Lucas el médico amado» Habla de él con un afecto  particular, luego añade muy brevemente: «y Demas» (4:14.) Es más bien frío, inhabitual en Pablo y hace presentir lo que va a escribir sobre el, más tarde. El apóstol no hace acepción de nadie, le gusta poner de relieve siempre lo que puede ser alabado. ¿Qué pasa entonces con Demas? En todo caso, acompaña  aun al apóstol Pablo  cuando, por segunda vez, este es  encarcelado en la ciudad imperial. Otros compañeros están allí también, pero, uno por uno, se van  para cumplir su servicio para el Señor: « Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia»  Solo Lucas está  con Pablo,   que le escribe a Timoteo: «Procura venir pronto a verme, porque Demas me ha desamparado, amando este mundo» (2ª Timoteo 4:10).  Abandonar, en el original, es una expresión muy fuerte. Significa: abandonar, dejar sin ayuda, sin socorro,  a alguien que se encuentra en circunstancias difíciles. . Es un golpe severo para Pablo, “un  anciano”. Ardiente en el  servicio del Señor, que desea  servirle hasta el fin. Sabe que  el tiempo de su partida  ha llegado , con claridad, espera su ejecución (2ª de Timoteo 4:6). Y ahora uno de sus compañeros de obra lo abandona. Nada permite afirmar que Demas se haya hecho un mundano. Puede ser que haya  preferido simplemente una vida fácil, "confortable", más bien que el « participar de sufrimientos como un buen soldado de Jesús Cristo».  Por desgracia, cuántos otros siervos  del Señor, después de haber servido fielmente , «han amado el presente mundo»,  y han deseado gustar de lo que  se ofrece a nuestro corazón débil, y se han apartado. La conducta de Demas es una advertencia  seria.

 
Cada oveja del Señor, que El conoce por  su nombre, tiene la seguridad de su salvación  ( Juan 10:28)   Pero podemos llegar al puerto deseado en estados muy diferentes. Una de estas eventualidades está  descrita en Hechos  27. ¡ El barco, violentamente abatido por la tempestad, se desarticula, y  aunque todos llegan finalmente sanos y salvos a tierra, no tienen nada más, excepto las tablas o los pedazos de la embarcación en los cuales se apoyan! El deseo del apóstol Pedro  es  que nuestra llegada  sea mucho mejor, para el gozo de Aquel  que nos ha comprado con tan alto precio: «Por lo cual, hermanos, tanto más procuradhacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.  Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2ª Pedro  1:9-10).

 
¿Hermanos, cuál es el estado en vamos a llegar al puerto deseado? ¿ Como estos "náufragos" que guardaron apenas a salvo la vida o como estos vencedores  que retienen «firme hasta el fin  su  confianza del principio (Hebreos 3:14) y reciben «la recompensa de la herencia » ¿(Colosenses   3:24)?

bottom of page