La oración de los justos
Autor: Tim Hadley Sr.
Traducido del blog www.anchorsforlife.org
En las Escrituras, Abraham recibe un título que no le es dado a ningún otro: "amigo de Dios". Esto sucede en tres oportunidades.
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En 2 Crónicas 20:7 su amistad es vista en relación con la victoria sobre el enemigo.
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En Isaías 41:8 su amistad es vista en relación con la fidelidad de Dios.
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En Santiago 2:23 su amistad es vista en relación a una vida vivida por fe.
El título "amigo de Dios" que recibe Abraham es una recompensa a su obediencia.
"Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer". (Juan 15:13-15)
Y ya que Abraham es considerado amigo de Dios, el Señor no le escondió lo que iba a hacer. Salmos 25:14 nos dice: "La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto".
El nombre Jehová, utilizado en este versículo, aparece siete en esta porción. Hace referencia a Dios como aquel que guarda el pacto, quien desea tener una relación estrecha con sus hijos.
En Génesis 18:18-20, hay tres cosas que Dios dice sobre Abraham que haríamos bien considerar:, Grandeza en potencia, intimidad personal y una marcada obediencia. Debido a la estrecha relación relación de Abraham con Dios, como su amigo, ¡él podía tener comunión con Él como la que cualquiera de nosotros tiene con sus amigos! Jehová le ponía especial atención a lo que decía.
La intercesión de Abraham y el momento en que esta aconteció
¿Dónde estaba Abraham? Junto a los árboles de Mamre. Mamre significa "fuerza" o "que causa gordura". Era un lugar de fortaleza para Abraham. Era el lugar a donde movió su tienda luego de que Lot eligiera las llanuras bien regadas de Sodoma y Gomorra (Génesis 13).
¿Dónde estaba Lot? Génesis 19:1 nos dice que estaba a la puerta de Sodoma. ¿Pero cómo llegó a ese lugar? Lot no fue directamente hacia Sodoma, sino que tuvo una progresión descendente. Primero puso su tienda bien lejos de Sodoma. Primero comenzó como una amistad casual con el mundo, pero pronto Lot comenzó a mancharse con el mundo (Stg. 1:27). Y luego comenzó a ser igual al mundo (Ro. 12:1-2). Sin duda que tratando de marcar una diferencia, pues estaba sentado a la puerta (un lugar público y de autoridad).
Santiago 4:4 nos recuerda que "la amistad del mundo es enemistad contra Dios". 1 Juan 2:15 nos recuerda que la amistad con el mundo nos conduce a amar las cosas de este mundo.
Pero si vamos a ser como Abraham, debemos poner nuestras tiendas sobre el lugar de la fortaleza, Mamre, junto al encinar. Estos robles nos recuerdan la cruz, y cómo esta debería afectar nuestra relación con el mundo.
"Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo." (Gálatas 6:14)
Si queremos ser amigos de Dios, entonces debemos acudir al lugar de la fortaleza. Lot no podía interceder por las personas de Sodoma y Gomorra porque él no era, moralmente hablando, la persona adecuada, ¡Pero Abraham sí podía! Esta puede ser una aplicación a 1 Timoteo 2:8: "Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda".
La naturaleza de su intercesión
Esta es la primera vez que leemos de una oración de intercesión en la Biblia. Interceder es rogar por el caso de otra persona, es «ponerse entre». Abraham tenía un corazón como el del profeta Samuel, quien dijo: "Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto" (1 Samuel 12:23).
Veamos algunas características de la oración de intercesión:
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Su oración fue una oración justa, lo que significa que estaba preocupado por la gloria de Dios (Gn. 18:19, 23, 24, 25, 28).
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Él apeló al justo carácter de Dios (Gn. 18:23, Dt. 32:4).
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Su oración fue en humildad (Gn. 18:27,32. Is. 6:2, 66:2, 57:15. 1 P. 5:5).
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Su oración fue una oración compasiva.
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Él fue sincero y perseverante en la oración, intercedió 6 veces por las ciudades; primero empezó orando por 50 almas, luego 45, 40, 30, 20, hasta llegar a 10. Abraham dejó de pedir antes que Dios dejara de dar.
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Su oración fue audaz (He. 4:16).
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Su oración fue una oración solitaria. Piensa en el Señor en Marcos 1:35, cuando se alejo a orar a un lugar solitario; o en Marcos 6:46, cuando envío a sus discípulos en barca a Betsaida para poder ir a orar; o también en Lucas 5:16 cuando se retiró al desierto para orar.
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Abraham se mantuvo firme en la brecha: "Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé" (Ez. 22:30).
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Oró con confianza (Gn. 18:33), sin titubear (Stg. 1:6-8).
Los resultados de su intercesión
¡Cuando intercedemos, confiamos en que Dios va a obrar!
"Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía. Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades".
(Salmo 37:3-7)
En esta porción hallamos tres principios importantes acerca de la justicia:
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El justo practicará y enseñará la justicia de Dios (Gn. 18:19).
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El fundamento de aquella petición era la justicia de Dios (Gn. 18:25).
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Un pequeño número de creyentes justos pueden tener una buena influencia (Gn. 18:32).
Como hemos dicho, la palabra interceder significa «ponerse entre» . Cuando nosotros, como cristianos, nos convertimos en intercesores, nos volvemos en personas que «se ponen entre». Nos convertimos en aquellos que se posicionan en la brecha existente entre el Dios Todopoderoso y la gente necesitada. Cuando intercedemos por alguien más, estamos imitando al Señor Jesucristo. Él es nuestro mediador, nuestro defensor, nuestro Sumo Sacerdote y nuestro "Mediador" (1 Ti. 2:5. 1 Jn. 2:-2. He. 7:25, 4:15-16). Jesucristo es nuestro intercesor a la diestra de Dios.
"Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos".
(Hebreos 7:25)
"Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios".
(Hebreos 9:24)
"¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros".
(Romanos 8:24)
Entendemos que no podemos ser «mediadores» en lo que respecta a la reconciliación de los hombres perdidos con Dios. Pero podemos ser intercesores que, como Abraham y como el Señor Jesucristo, permanecieron en la brecha por quienes lo necesitaban.