EL NOVIAZGO Y EL MATRIMONIO
DISCURSO EN LA CONFERENCIA BIBLICA EN EASTERN
AGOSTO DE 1980
INTRODUCCIÓN
El matrimonio es uno de los temas más apasionantes de los que pueda hablar, porque el matrimonio no es solamente una de las relaciones más importantes y humanas, sino también una de los más bellos. Es también uno de los temas más populares entre los jóvenes — por razones evidentes. A pesar de los numerosos aspectos negativos entre los que oímos hablar sobre el matrimonio, los jóvenes cristianos sienten siempre la necesidad de tener un asociado con el cual pueden compartir su vida. No hay nada de malo con este deseo, porque Dios los colocó en el principio en cada hombre y en cada mujer. El hombre y la mujer, el marido y la mujer, componen al ser humano único como Dios lo había querido en su pensamiento. El matrimonio constituye, sobre esta tierra la mas grande bendición que puedes conocer con respecto a lo terrenal.
GÉNESIS 1 Y 2
Evidentemente, me gustaría considerar el matrimonio desde el punto de vista de las Escrituras. Para hablar de matrimonio, hay que trasladarse a las primeras planas de la Biblia y considerar la diferencia entre Génesis 1 y Génesis 2. En Génesis 1.27, el texto nos dice: « y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.» Moisés habla primero del hombre en singular (lo); hay este único ser humano. Y luego nos dice cómo Dios creó a este único ser humano, lo creó varón y hembra. En este único humano hay un macho y un complemento hembra; es decir que el marido y la mujer componen juntos a este único ser humano como Dios lo tenían en el espíritu en el momento de la creación.
En el capítulo 2, encontramos que el mismo punto es considerado de un punto de vista un poco diferente. En este pasaje leemos que Dios colocó a Adán en el jardín de Edén, y que luego dijo en el versículo 18: «No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él», o como dice el texto Hebreo, “delante de él”, o su complemento, para expresarse de otro modo. ¡Este versículo no dice que el hombre es el complemento de su mujer (aunque en un sentido podríamos afirmar esto), no porque la mujer esté en una posición inferior, sino porque aparentemente son los hombres quienes necesitan más a una compañera! Lo que es más natural para un hombre es recibir tal complemento de Dios, porque Dios lo creó de tal manera que el hombre (y la mujer) será completo y podrá funcionar de manera equilibrada sólo cuando él o ella tenga su complemento para ayudarle o cuidarle. Lo que es maravilloso respecto al matrimonio, es poder hacer cosas juntos, hablar sobre cosas juntos, organizar cosas juntos — vivir cosas juntos, en todo y de todas las maneras posibles. El hecho de que Dios hubiera creado al hombre y la mujer complementos el uno del otro, nos muestra que hay una diferencia entre ellos. ¡Es inútil unir a dos humanos qué son exactamente semejantes, y luego hacerlos un complemento el uno del otro! El hombre y la mujer son diferentes. Evidentemente, son de un valor igual, pero no son iguales en su esencia. Un gran movimiento afirma hoy que el hombre y la mujer son iguales. Desde luego, estamos muy lejos de la época cuando la gente despreciaba a las mujeres, como si fueran de un orden inferior en la creación. Por otra parte esto es totalmente falso y totalmente anti-bíblico. Pero, por otra parte, no son iguales, porque poseen sus propias características diferentes. Y esto es muy importante. El matrimonio no es solamente la presencia de dos personas que hacen exactamente las mismas cosas, sino que se ocupan de sus propias tareas, y gozan de sus propios roles en el matrimonio. Es así que pueden completarse la una y a otra —dándose los dos a sus propias responsabilidades.
Luego, todo este movimiento que desea que los dos sean exactamente semejantes, que hagan las mismas cosas, que se vistan de la misma manera, que ellas tengan los mismos peinados, no es nada más que una desestimación del orden de la creación de Dios, e incluso un rechazo del sentido común. En efecto, hasta el conocimiento más pequeño de los hombres y de las mujeres nos señala que funcionan de otro modo y, luego, tienen papeles diferentes en la sociedad y papeles diferentes en el matrimonio también. Pero, desde luego, son de igual valor.
Hubo un antiguo rabino judío que hizo ver, hace varios siglos, que Eva fue formada a partir de la costilla de Adán. No fue formada a partir de su cabeza, para que pueda reinar sobre el hombre. Ciertas mujeres lo hacen; esto no puede aportar bendición. Incluso en ciertos matrimonios cristianos, existen mujeres que ejercen una influencia espiritual sobre sus maridos; esto no aporta resultados felices porque no es así como Dios los creó. Pero tampoco ha sido formada a partir de sus pies. No ha sido creada con el fin de que el hombre pueda reinar sobre ella. El hombre no es el patrón de su mujer o el dueño de su mujer; incluso la relación entre un dueño y su esclavo es una donde el dueño da las órdenes y donde el esclavo obedece. Este tipo de relación no caracteriza al matrimonio, la cual es una relación donde uno desempeña la función de jefe. La función de jefe significa que una persona toma la conducción en cosas que se hacen juntamente. Éste no manda al otro, sino que todas las cosas son hechas juntamente; todo es discutido juntamente, todo es puesto en oración juntamente — pero una sola persona en esta relación muestra el camino. Es lo que llamamos “función de jefe” en 1ª Corintios 11: uno de los dos muestra el camino, y éste es el hombre. Pero simplemente no es el jefe para que el otro deba obedecer. Es sorprendente que durante siglos la gente ha actuado según estos principios no bíblicos. El caso no es que somos "modernos", cuando decimos que el hombre no es el comandante. Es lo que la Biblia nos dice. La función de un jefe es muy diferente de la función de un señor.
UN VERSÍCULO CLAVE: GÉNESIS 2.24
Ahora, consideremos otro versículo importante Génesis 2.24, el cual es de una naturaleza muy práctica. «…por eso, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne». En este versículo encontramos un cierto número de instrucciones útiles. La primera menciona a un hombre y una mujer, no un chico y una chica. ¿Se comprende? El matrimonio es para la gente adulta. No deseamos adelantar cifras porque ciertas personas son maduras espiritualmente, mentalmente y físicamente antes que las demás. Lo importante es que para que la madurez esté presente sobre estos tres planes.
Lo segundo muy práctico, es que el hombre debe dejar a sus padres. Esto quiere decir que debe ser capaz de estar solo, de ocuparse de si mismo, de fundar una nueva unidad social independiente en la sociedad. Ya no debe ser financieramente dependiente de sus padres; debe poder ganarse el pan con el propósito de ocuparse de su mujer.
Todas estas cosas están resumidas en esta simple expresión, «dejar a sus parientes ». Puede fundar una nueva unidad social; él y su mujer fundan no sólo un matrimonio, sino que también una nueva familia. Incluso si aun no tienen hijos, han fundado una familia (aunque aun incompleta). Esto es posible si un hombre se halla en situación de ocuparse de si mismo y de su mujer. Puede haber allí excepciones (por ejemplo en el caso de estudios mas largos), pero en un manera mas generalizada es preferible esperar a que el hombre pueda realmente ganar su vida por si mismo y por su familia.
Esta independencia del hombre señala también una necesidad de madurez. El matrimonio simplemente no es una asociación vaga, un tipo de contrato de amistad, que podría tenerse solamente un par de años. Es una relación de toda una vida, entonces no es un tema para ser tratado a la ligera. Es una razón por la cual la decisión del matrimonio, lo que implica la elección de su socio, debe ser tomado solamente a una edad madura. A una edad más joven, simplemente no puedes escoger al buen socio. Cuando eres joven simplemente no conoces mucho, entonces no puedes saber con precisión cual clase de socio te convendrá.
Posiblemente dirás: “pero oro sobre esto”—sin embargo esto no constituye una garantía de que realmente vas a escoger al buen cónyuge que Dios tiene guardado para ti. Debes estar maduro para que puedas elegir bien. Es una decisión de mucha importancia porque concierne a una relación para toda una vida. Una de las razones que explica la tasa tan elevada de divorcios hoy en día es que la gente escoge a sus cónyuges antes de la edad madura.
Luego, encontramos en el versículo 24 que el matrimonio es una relación entre un hombre y una mujer — no entre un hombre y un hombre, o entre una mujer y una mujer. Existen varios otros versículos en las Escrituras que nos hablan también sobre este tema No hablaremos de esto ahora, porque debe ser evidente para cada cristiano que las relaciones íntimas entre personas ,del mismo sexo son contrarias a la Biblia y al orden de la creación de Dios. ¿Qué es lo que quiero decir con esto? ¿Cuál es la idea esencial en el matrimonio? ¿Por qué Dios lo instituyó? Con el propósito de poder verdaderamente comprender lo que es el matrimonio, debemos primeramente comprender algo sobre la esencia del hombre. La Biblia nos dice claramente que el hombre no es una especie especial de animal — es mas que esto. Luego, las relaciones corporales que son reservadas para el matrimonio y que el hombre comparte con otras criaturas, esencialmente son de una naturaleza diferente. Sin embargo, puede haber muchas semejanzas si consideramos el aspecto anatómico o fisiológico del sexo. Las relaciones sexuales del hombre son de un orden totalmente diferente del resto de la creación, porque el hombre es de un orden diferente. Permítaseme explicar esta afirmación. Según 1ª Tesalonicenses 5.23, el hombre simplemente no es un cuerpo con funciones corporales, sino que también es un alma y un espíritu. Es importante diferenciar estos tres aspectos, porque vas también a comprobar que el matrimonio también existe sobre tres “terrenos”. Muchas personas consideran sólo el aspecto físico del matrimonio, el lado exterior atrayente de sus cónyuges. Esto es comprensible, porque lo primero que vemos es el cuerpo físico; un tiempo es necesario para "ver" ciertas cosas que conciernen al alma y el espíritu. La inmensa mayoría de las personas prometidas o casadas probablemente estuvieron al principio interesados por sus cónyuges a causa de la apariencia exterior. Esta atracción en si misma no tiene nada malo, pero no lo es todo. En efecto, el matrimonio no es completo en una relación física, sino también en una relación intelectual y espiritual.
EL HOMBRE — UN SER ESPIRITUAL
Es bueno subrayar que Génesis 2 nos da también muchas instrucciones con relación de la espiritualidad del hombre. Por ejemplo, observamos de qué manera Adán conoció la primera vez a su mujer. Inmediatamente después del primer contacto físico y psicológico, reflexionó— el hombre es un ser racional. Los animales no reflexionan — son conducidos por instinto. Cuando Adán encontró a su mujer por primera vez, inmediatamente no fue conducido por un deseo sexual. Reflexionó sobre esto y logró comprender que extraordinaria era ella. El versículo 23 nos dice: «esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada».
Adán estaba dormido cuando ella fue creada, pero era capaz, en su sabiduría como la poseía antes de la caída, de aprender en qué consistía la naturaleza de la mujer. Este último punto constituye un aspecto muy práctico; deseamos particularmente dirigirnos aquí a los jóvenes hombres.
Una de las cosas de la cual los hombres, incluso los hombres casados, carecen, es una buena comprensión hacia las mujeres. ¡Muchos hombres conocen mejor a su coche que a su mujer! En efecto, cuando su coche tiene una avería, exactamente saben que hacer para repararlo, pero cuando su mujer cae en lágrimas, ¡no pueden saber bien que hacer delante de tal situación! Una de las razones que explica este desconocimiento es que nosotros, los hombres, somos tentados a tener por seguro que las mujeres son como nosotros. Un joven fácilmente se enamorará de una chica y probará fácilmente una atracción hacia ella, sobre todo en el sentido físico.
Las mujeres no piensan de la misma manera. En efecto, cuando una chica primero es atraída hacia el sexo opuesto, habitualmente es más en el dominio psicológico o intelectual que en el dominio físico. ¡Las chicas son diferentes de los chicos! Han sido creadas de modo diferente. El chico puede fácilmente enfriarse y ya no pensar en la chica que, por otra parte, acababa exactamente de probar una atracción hacia él en el sentido intelectual o espiritual. La chica, totalmente en lágrimas, es dejada a un lado, porque habitualmente es más fácil para el joven abandonar la relación. Esta actitud es inexcusable pero, en realidad, no es extraña para los cristianos. ¿Por qué? Porque nosotros, los hombres, no nos interesamos en comprender a las mujeres.
En 1ª Pedro 3:7 leemos: «vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente» Esto es muy importante. Antes de comprarse un coche un hombre leerá posiblemente mucho con el fin de adquirir conocimientos técnicos. No quiero sugerir aquí que usted necesita leer manuales de conocimientos técnicos sobre el matrimonio, sino más bien tratas de adquirir un conocimiento efectivo sobre la manera diferente en la que las mujeres han sido creadas por Dios. Esta manera de hacerlo es una aplicación práctica de 1ª Pedro 3:7.
Génesis 2 nos muestra otra diferencia entre el hombre y los animales — el hombre es un ser social. La supuesta vida y social de los animales es extremadamente diferente de la de los hombres, porque es totalmente guiada por el instinto. El hombre no es conducido por sus instintos; su comportamiento es guiado según factores espirituales , sociales e intelectuales. Luego, la vida sexual de un hombre está subordinada a muchos otros aspectos de la vida, incluida la vida social. Dios decretó el matrimonio de una manera tal para que el comprenda este aspecto social (y jurídico).
Entonces, no puede haber relación sexual antes de que el matrimonio haya sido fundado como una unidad social. Esto quiere decir que en una sociedad ordenada, las autoridades definen en qué consiste el matrimonio. El matrimonio es definido en términos jurídicos, es decir como una institución, la cual puede ser jurídicamente llamada un matrimonio sólo si ha estado constituida por las autoridades. Estamos sujetos a las autoridades, luego, todo lo que estas consideran como no competencia del matrimonio, deben serlo para nosotros también. Esto, nuevamente, constituye un punto importante en Génesis 2.24. Aunque no existía ninguna autoridad en este tiempo, este versículo siempre nos da a entender bien que el matrimonio contiene una separación abierta y oficial de sus padres, y una declaración abierta y oficial de tu unión a tu cónyuge ante el mundo. Es por esto que no podemos decir: “Consideramos que el Señor nos ha destinado juntos, entonces vamos a comportarnos como gente casada legalmente y a gozar de los mismos privilegios que ellos”. No olviden, no somos animales conducidos por instinto; somos seres sociales y genuinos. El matrimonio se presenta desde el momento cuando un hombre y una mujer declaran públicamente delante de las autoridades jurídicas (instituidas por Dios) que son destinados el uno para la otra, y que compartirán sus vidas durante toda su existencia en este mundo. El matrimonio es un testimonio público de una importancia social y jurídico. Es a partir de este testimonio que el matrimonio es vivido bajo sus diferentes aspectos, incluido el aspecto sexual.
Pero encontramos otra instrucción en Génesis 2. El hombre es también un ser estético; es decir, que posee un sentimiento de la belleza y de la armonía. Esta conciencia no existe en el mundo animal — los animales machos no se preocupan de la belleza de su hembra o de la armonía espiritual de sus relaciones. Los animales no tienen ningún sentimiento de la belleza y de la armonía, no pueden "percibir" estas cualidades — sólo los humanos lo pueden. En Génesis 2.23, vemos que Adán poseía el sentimiento de la belleza. Nada sobre el matrimonio podrá ser comprendido si creemos que el único atractivo entre un hombre y una mujer es de orden físico. El hombre no es solamente un cuerpo. Adán y Eva se sentían atraídos el uno del otro, encontraban se encontraban bellos el uno del otro, no solo físicamente sino también espiritualmente y mentalmente. ¡Es por eso que en un buen matrimonio cada hombre piensa que su mujer es excepcional! En un buen matrimonio una bella y armoniosa relación es buscada en lo físico, mental, y espiritual. ¡El matrimonio debe ser como una obra de arte! Pero si construyes el matrimonio solo sobre el plano físico, entonces su belleza será también reducida.
El hombre es también un ser moral. Ningún sentido moral existe entre los animales. El hombre posee una moralidad, los animales un instinto. A veces los jóvenes dicen: “no podíamos abstenernos de tener relaciones íntimas, simplemente hemos sido invadidos por una atracción fuerte que probamos el uno hacia el otro”. ¡Pero esta excusa no se tiene validez! Desde luego, puedes alcanzar un punto a partir del cual ya no puedes volver para atrás. ¡Pero era tu decisión intencional de ir más lejos! El hombre no es conducido por instinto, se deja guiar por la moralidad. Es verdad que leyes naturales en la creación tocan también nuestro comportamiento sexual.
Pero, exceptuado esto, el matrimonio, e incluida la vida sexual, está dirigido por normas morales y bíblicas. Dios nos da el poder para refrenarnos. Nos da el pode moral y las normas morales para que podamos, gozar del matrimonio, como lo determinó en toda su belleza y en todo su verdadero carácter humano, sin hacerlo únicamente una relación carnal.
El TIEMPO DEL NOVIAZGO
Así el matrimonio es una unidad total entre el espíritu, el alma y el cuerpo. Todo contacto sexual sin la unidad espiritual no constituye un verdadero matrimonio. Es una de las razones por las cuales tantos divorcios existen hoy. La gente se casa no sólo demasiado jóvenes, sino que también por una mala (o insuficiente) razón. La atracción física no es suficiente para preservar un matrimonio. Ésta desmantela lo que Dios ensambló. Es una de las numerosas razones que se explican por qué las relaciones sexuales antes del matrimonio, incluso durante el tiempo del noviazgo son prohibidos por Dios. Esta prohibición no es siquiera por una razón de orden jurídica (reconocimiento de las autoridades), sino que por excelentes razones intelectuales y espirituales, por razones muy prácticas. ¿Por qué? Porque la relación sexual podrá ser vivida correctamente sobre el plano humano sólo si está fundada sobre una verdadera relación espiritual e intelectual. ¡Ahora, ¡un tiempo bastante largo será necesario para construir esta relación! Precisamente es la razón para tener el tiempo del noviazgo, el cual es un período de preparación. A veces, recomiendo a los novios utilizar este tiempo de preparación y no abusar. Utilizar este tiempo para construir esta relación intelectual y espiritual. Discutir sobre cosas. Hablar de cosas espirituales y de medios para servir al Señor juntos. Es un buen modo de construir una buena relación intelectual y espiritual. Esto puede tomar meses y a veces incluso años para alcanzarlo.
A consecuencia de esto, van a desarrollar tal unidad que podrán construir sobre ésta. Luego, el coronamiento de esta relación será la relación conyugal, después de que su matrimonio legalmente haya sido instituido. Luego, la sexualidad "será fijada" en su contexto apropiado, sea en la unidad espiritual profunda de dos personas casadas.
Lo que vemos en el mundo hoy es a gente que no se conoce de ninguna manera el uno al otro, pero que sin embargo tienen relaciones sexuales juntos. Se comportan como animales. Esto es comprensible, porque si el cristianismo se ha abandonado y reemplazado por una doctrina evolucionista que nos dice que simplemente somos un tipo de animal cultivado, entonces es natural que la gente tenga relaciones como los animales. Esta manera de actuar no sólo es una negación de Dios y de las Escrituras, sino que también una negación de lo que es el hombre. Piensa en eso — Es una renegación de lo que somos como seres humanos verdaderos. El sexo puede efectuarse según el pensamiento de Dios sólo si hay unidad completa sobre los tres planos. Es una razón por la cual Dios odia la fornicación. Los contactos sexuales son permitidos solamente como la expresión de una unidad profunda y espiritual al término del período preparatorio de los esponsales. Por esta razón, el matrimonio puede estar considerado como el fin definitivo del noviazgo. Esto es explicado de manera maravillosa en Génesis 4. En este pasaje notamos este interesante verbo:
«Conoció Adán a su mujer Eva ». ¿No es maravilloso? Sabemos que esta palabra se refiere a la relación sexual (comparar en 1ª Samuel 1:19; Mateo 1:35). Conocer realmente a su mujer significa también, después de haber formado una relación sobre el plano intelectual y espiritual, conocerla sexualmente en último lugar.
Así conocer a su mujer, en el sentido más exacto, no es ni siquiera una cuestión de sexo, sino que más bien una cuestión de unidad espiritual e intelectual, lo mismo que física.
Si el tiempo del noviazgo es ya demasiado utilizado para la exploración del cuerpo, este tiempo no será provechoso. Desde luego, existe una curiosidad natural durante el noviazgo. Pero si su espíritu y su tiempo están demasiado ocupados en mantener esta exploración, no utilizan su tiempo para construir una esencial unidad mental y espiritual.
Además, es muy arriesgado "jugar" el uno con el otro en el dominio físico. En efecto, aun no conocen el alcance del poder sexual que está en ustedes, así que pueden fácilmente ser desviados del buen camino. Muchas cosas pueden producirse que ustedes jamás hubieran deseado, y que más tarde lamentarán. Oímos a jóvenes decir: “¡fue un accidente!” (Ya hablamos de este punto más arriba). No, no fue un accidente, porque cada etapa que conduce a la relación sexual es decidida por ustedes mismos. No pueden huir de su responsabilidad. Lo qué a menudo se hace referencia, es que jamás conocía la existencia de tal poder en ti, y que, en el momento dado, alcanzarías un punto donde podrías ya detenerte! ¡Es mejor que seas un hombre advertido y una mujer advertida!
¿Cómo se puede evitar esta trampa? No permitas que el tiempo sea empleado para asuntos de orden sexual — utiliza tu período de noviazgo para construir una unidad esencial espiritual y mental. Encontramos un buen ejemplo de lo que queremos decir tomando el caso de Amnón en 2ª de Samuel 13. Tuvo relaciones sexuales con su hermanastra, Tamar. «La forzó, y se acostó con ella» pero su reacción, inmediatamente después de eso, fue de odio. ¡Odiada! ¿No es extraño? ¡No, verdaderamente no! Hemos visto que se ha producido lo mismo en ciertos noviazgos. La pareja estuvo tan preocupada por las cosas sexuales que no tomaban tiempo para las otras cosas. Fueron demasiado lejos. Pero olvidaron que las relaciones sexuales durante el noviazgo jamás podrían ser tan satisfactorias como las reservadas para el matrimonio. En efecto, éstas deben siempre efectuarse con prisa, y siempre hay en esta separación después del acto sexual, el miedo constante de ser descubiertos y el miedo a las posibles consecuencias. En estas circunstancias no podemos encontrar un peor ambiente para construir algo tan difícil como una buena relación sexual.
En consecuencia, la pareja puede comenzar a odiarse mutuamente, llegando a romper el noviazgo con todos los resultados tristes que resultan de ello — como lo fue en el caso de Amnon. Es mejor que ustedes sean advertidos. Reserven esta expresión muy bella de su amor para el matrimonio, como Dios lo desea. Un ambiente de confianza mutua y de seguridad les permitirá encontrar esta atmósfera necesaria para explorar y descubrir este dominio de la sexualidad, como Dios nos lo ofreció.
EL PROPOSITO DE LA SEXUALIDAD
¿Cuál es el propósito real de la sexualidad? Los dos primeros capítulos de Génesis, nuevamente, nos ayudarán a comprender este punto. En el capítulo 1, Dios les dice a Adán y Eva (v. 28): «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla» ¡Fructificad y multiplicad! Es en Génesis 1 que vemos el primer motivo de la sexualidad. Dios quiso que los humanos fueran diferentes físicamente, y Él bendijo esta diferencia física, porque El lo utiliza con el propósito de que la tierra sea llenada por seres humanos. ¡El primer motivo de la sexualidad, entonces, concierne a la reproducción — pero no es el único! Durante siglos la gente pensó que Dios reservaba la sexualidad únicamente para la reproducción.
Esto no es un pensamiento bíblico. Aquí, no insinuamos que somos más modernos que ellos, sino simplemente que deseamos ser bíblicos. En el capítulo 2, leemos que el hombre «se unirá a su mujer, y serán una sola carne» ¿Por qué? ¿Con el fin de que puedan tener hijos? ¡No! No en este versículo. Dios intencionalmente excluyó a los hijos en este pasaje. ¿Por qué? Porque el sexo no está reservado únicamente para la procreación. En el capitulo primero, leemos que la sexualidad fue creada para que los hijos nazcan. En el capítulo segundo, el pensamiento es diferente. En efecto, Dios unió juntamente al hombre y la mujer, con el propósito de que puedan tener una relación plena y humana sobre los planes mentales, espirituales, y físicos. Aquí, la sexualidad es reservada para lo espiritual; no somos ángeles. El amor no es solamente intelectual, ni simplemente un asunto físico. Es un amor espiritual, un lazo íntimo, una unidad en el Señor, un servicio común para el Señor; es una relación intelectual y psicológica donde hay igualdad de los mismos intereses, los mismos sentimientos, y las mismas experiencias. Luego, también es una relación física. He aquí lo que es el amor conyugal. ¡Qué maravillosa verdad!
He aquí, entonces, los dos motivos de la sexualidad. Pueden preguntarse porque estas cosas están unidas juntamente. ¿Por qué el nacimiento de un niño está unido a la expresión del amor? Dios habría podido fácilmente producir niños en este mundo por otro procedimiento. Pero escogió el medio de las relaciones conyugales para crearlos. ¿Por qué?
Para que pudiéramos considerar a nuestros niños de manera muy especial. Dios lo quiso así para que los niños sean el fruto del amor. ¡Maravilloso! Una pareja considera a sus hijos como algo que han engendrado juntos en el amor. El amor reciproco de un padre y de una madre es necesario para tener hijos. Es por eso que Dios colocó estas dos cosas juntas.
No debemos separar las cosas: el amor y la procreación. La sexualidad, entonces, tiene su lugar únicamente en el interior del vínculo de amor en el matrimonio, donde los hijos pueden nacer. Desde luego, nuestros deseos sexuales se presentan más tempranamente. En efecto, desde el período de la pubertad, encontramos este deseo de tener un compañero sexual, sobre todo en los hombres. Pero recuerden —no somos conducidos por instinto. El instinto está reservado para los animales. Entonces, poca importancia tienen nuestros impulsos, la relación sexual fuera del matrimonio es llamada fornicación en la Biblia. A veces limitamos el sentido de la palabra fornicación a la prostitución. Pero las Escrituras no nos enseñan que tengan solo este sentido. La expresión para fornicación significa literalmente todo tipo de impurezas sexuales.
La prueba que explica que toda relación sexual fuera del matrimonio está prohibida se encuentra en 1ª Tesalonicenses 4.3, 4 y 1ª Corintios 7: 2. Usted leerá en estos versículos que Dios le ordenó a cada uno tener su propia mujer para que no hubiera fornicación. Así, todo acto de relación sexual incluso con su novia, es fornicación, porque no es su mujer. El matrimonio es una gracia del Señor con el propósito de guardarnos de la fornicación.
El segundo punto de subrayar es que el amor no debe estar separado de la reproducción. La reproducción y el amor van unidos. Esto no quiere decir que no tenemos ninguna responsabilidad en cuanto a la elección del número de hijos.
Esto es muy claro, porque en nuestros días conocemos con puntualidad el período de fecundidad de la mujer; hasta la Biblia nos da a entender este hecho en Levítico 15.19 (5 más 7 iguala 12 días). Sabemos también que cualquier mujer de menos de treinta años tiene más o menos una probabilidad del 100 % de tener un embarazo durante este período fértil Luego, estas cosas no están aparte del dominio de nuestra responsabilidad. Todo lo que podemos controlar, Dios lo ha colocado bajo nuestra responsabilidad. Debemos ser honrados delante del Señor en cuanto al número de hijos que debemos tener. Es absolutamente malo para un hombre cristiano y una mujer cristiana casarse con la intención de no tener hijos. Actuando así, separamos ambas cosas que Dios colocó juntas. Hoy, muchas personas están más preocupadas por los placeres y el ocio, que no quieren tomarse la molestia de criar hijos. No piensan en el hecho que el criar hijos en un hogar cristiano, es criar habitantes para el cielo.
Es una experiencia maravillosa el tener la oportunidad (viniendo de Dios) de engendrar a ciudadanos celestiales. Es nuestra responsabilidad como padres de ver que sean tales ciudadanos.
Por otra parte, no debemos reducir la sexualidad a un acto simple de reproducción, como fue el caso de Abraham y de Agar. ¡Qué cosa más espantosa! En su caso, no había ninguna relación mental o espiritual, sino solamente una relación física con el fin de procrear. No, la sexualidad se resume a algo mas que una función de procreación, como está probado que, entre los humanos, los contactos sexuales son posibles durante el embarazo e incluso después de los años de fecundidad de una mujer; esto para la satisfacción plena del hombre y de la mujer.
Si la sexualidad estuviera reservada sólo para la reproducción, estos hechos no se aplicarían, como en efecto no se aplican para los animales. Los animales pueden tener relaciones solamente cuando la reproducción es posible, pero no es así en el caso del hombre. ¿Por qué? Porque, en el caso del hombre, Dios permitió la sexualidad no sólo con miras a la procreación, sino que también como una expresión del lazo del amor. No hace mucho tiempo, que cristianos sinceros creían que el acto sexual era una cosa vergonzosa o por lo menos una práctica al borde del pecado.
Era un acto que debía ser ejecutado en la noche, porque se le asociaba con nuestra carne (física). Tal pensamiento es realmente pagano, y no cristiano. Si debía ser así, entonces Romanos 12 no existiría, el cual menciona que nuestros cuerpos son para la gloria del Señor. Si el hombre es para la gloria de Dios, esto concierne en todos los planos. También en el matrimonio, incluso bajo su aspecto de la sexualidad, el hombre tiene la oportunidad de ver a Dios. En todos los dominios de la vida, Dios nos da cosas que podemos aceptar de Él como siendo una bendición, y de las que podemos gozar (1ª Corintios 3:23; 1ª Timoteo 6.:7b). Si 1ª Corintios 10:31 nos dice que —cuando comemos o bebemos — debemos hacerlo para la gloria de Dios, entonces lo mismo debe ser en lo que concierne a nuestra actividad sexual.
TERMINANDO
Desde luego, todo lo que dijimos hasta aquí es válido para todo matrimonio, según el orden de Dios. Pero el matrimonio cristiano representa más que esto todavía. Si dos cristianos están casados según las Escrituras, entonces su vida sexual también está prescrita según las normas bíblicas. Pero otras cosas deben ser subrayadas. Por ejemplo, a diferencia de los días del Antiguo Testamento, el creyente no casado no está más incompleto en el seno del cristianismo.
Hoy, existen cristianos, como lo leemos en 1ª Corintios 7, que han recibido el don de celibato del Señor. No hablamos aquí de esos casos difíciles dónde alguien desea ardientemente a un pareja, pero que no puede encontrarlo. Pero existen otras personas que deliberadamente se abstienen del matrimonio. Pablo lo explica así: «El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor». Si ustedes están casados, deben ocuparse de su mujer, pasar del tiempo con ella, etc. Sin embargo, hay excepciones, personas que, como el apóstol Pablo, quedan solteros por amor para el ministerio del Señor.
Para terminar, he aquí otro aspecto del matrimonio que nos gustaría mencionar. En casos muy numerosos, la belleza del matrimonio ha sido estropeada por el pecado. ¡Que institución más maravillosa de Dios ha sido cubierta de vergüenza! Luego, Dios nos confía una responsabilidad especial en este dominio. Es curioso que particularmente en las epístolas a los Efesios y a los Colosenses encontremos instrucciones sobre el matrimonio. Esto es muy útil, porque precisamente son las epístolas que nos hablan de las bendiciones celestiales, y que insisten también sobre nuestra responsabilidad en loa asuntos materiales. ¿Formas parte de una nueva creación? Bien — sin embargo una nueva creación debe ser manifestada en nuestra vida terrenal, práctica y diaria; simplemente no está reservada para las reuniones de la asamblea o para el cielo. La nueva creación es algo que se demuestra en el matrimonio, en las familias, en la comunión práctica de los creyentes. Se muestra en el marco de nuestra atmósfera social, en la escuela, en el trabajo. Entonces, el matrimonio de dos cristianos constituye una ocasión muy práctica para dar un testimonio cristiano; y desde luego totalmente diferente del matrimonio de los incrédulos. El matrimonio es un instrumento muy especial para los cristianos, por el cual pueden servir al Señor sobre el plano más alto y espiritual. Con toda la miseria que rodea al matrimonio en el mundo actual, tenemos una gran ocasión de manifestar la gloria de esta bendición instituida por Dios. No deseamos escoger al matrimonio secular como nuestro ejemplo — deseamos considerar las Escrituras para ver lo que Dios tiene en vista para los esposos. Nuestro propio matrimonio debe brillar para que pueda manifestar esta verdad. Si tienes en vista estas cosas en el momento de vuestro período de noviazgo, vas a conocer una de las cosas más bellas y más bienaventuradas que Dios nos dio en esta vida.