El gimnasio de Dios
- Alex Schneider
- 1 jun
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Traducción bíblica utilizada: NBLA

El gimnasio es un lugar de entrenamiento, esfuerzo y perseverancia. Sin una disciplina constante, sin la voluntad de sudar ni un objetivo claro —la forma física del cuerpo—, no se logra ningún resultado. En alemán, por otro lado, se utiliza el término Gymnasium para designar una escuela secundaria, un espacio marcado por la diligencia, el esfuerzo intelectual y la perseverancia en el aprendizaje.
Tanto el término 'gimnasio' en español como 'gymnasium' en alemán tienen un origen común: la palabra griega γυμνάζω (gumnazó), que significa entrenar, ejercitar. Es interesante notar que el Espíritu Santo utiliza este término en tres ocasiones clave al hablar de la vida práctica del creyente. El mensaje es claro: no hay crecimiento espiritual sin esfuerzo, disciplina, voluntad de aprender y perseverancia. Un "cristiano tibio" jamás podrá desarrollarse en la fe. Es fundamental tener tiempos regulares de comunión con el Señor —con todo lo que eso implica— para crecer de manera saludable.
¿Qué podemos aprender sobre el "gimnasio" de Dios?
1 Timoteo 4:7: "Disciplínate a ti mismo para la piedad". La piedad es la actitud de introducir al Señor en todos los ámbitos de la vida. No solo los domingos. No solo durante las (breves) meditaciones después de las comidas, sino las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Esta comunión continua con el Señor, acompañada de una mentalidad correspondiente y una confianza práctica en la fe, no es algo que surge de forma automática. Se cultiva. Requiere una disciplina diligente —y a veces exigente.
Hebreos 5:14: "Pero el alimento sólido es para los adultos, los cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal" Quien desea vivir de un modo que agrade a Dios y crecer en ello, necesita conocer con precisión su voluntad. Aquí se destaca el concepto del entrenamiento regular —como resultado de un hábito— lo que nos presenta la necesidad de una disciplina constante para progresar en la vida espiritual.
Hebreos 12:11: "Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza. Sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, después les da fruto apacible de justicia". El punto de este pasaje es la recompensa. Hay un fruto real, una sensación de logro, para aquellos que han perseverado en medio de la dificultad. Sin una visión clara del propósito, nadie se sometería al esfuerzo de entrenar. El entrenamiento requiere estar enfocado constantemente en la meta.
Estos tres puntos son esenciales para que progresemos en nuestra vida espiritual:
Entrenamiento duro y diligente
Entrenamiento constante y regular
Tener siempre en mente la meta del entrenamiento
El Señor Jesús quiere ayudarnos en esto. Finalmente, solo él puede producir crecimiento espiritual en nosotros si nos ponemos a su disposición.
Traducido desde www.thebiblestudy.site
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