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Esta es la historia de cómo una palabra hebrea condujo a la matanza de 42.000 personas.
En cierto lugar, cerca del 1.100 A.C., como lo hallamos descrito en Jueces 12 en el Antiguo Testamento, se desató una guerra civil en Israel entre la tribu de Efrain y el pueblo de Galaad. Los hombres de Efraín fueron derrotados y se retiraron de la batalla. Luego de su victoria, los galaaditas forzaban a todo el que cruzaba el río Jordan a que dijeran “shibolet”, la palabra hebrea para “trigo”. Pero el dialecto de Efraín no incluía el sonido “sh”, lo que hacía que dijeran “sibolet” en lugar de “shibolet”. Esto dejaba al descubierto a los efrainitas que huían como fugitivos, quienes lo pagaban con sus vidas.
De hecho, la palabra “shibolet” también se utiliza en el idioma ingles (aunque, probablemente, muchos nunca la hayan escuchado). Su significado dice referencia con un tipo de palabra clave o contraseña—algo que las personas dicen para demostrar que son parte de un grupo.
Por ejemplo, podríamos decir que existe un shibolet cristiano: “si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9). ¡Es tremendo! Dios mismo vino a la tierra como Hombre en la Persona de Jesucristo, y nuestra confesión es que Él es el Hijo del Dios viviente, el fundamento de nuestra salvación (1 Juan 4:2; Mateo 16:16-18).
Sin embargo, no existen “test” bíblicos para la armonía cristiana*. Esto suena sencillo, pero es muy profundo. Significa que siempre necesitamos actuar desde la perspectiva de que todos nosotros, como cristianos, ya somos partes de un único grupo—no nuestro grupo, sino el de Cristo.
Esto es importante cuando analizamos las tensiones generadas por los eventos actuales. A veces pareciera como si un cristiano está rodeado por otros que le exigen: «¡Di: “shibolet”! ¡Dilo ahora!—con la diferencia que, en lugar de “shibolet”, es alguna declaración de lealtad o prueba de apoyo.
Como cristianos de cualquier etnia o ascendencia, no debemos demandar que cristianos de otros entornos digan cosas de cierta manera para que podamos confiar en ellos. Puede que nuestras ideas sean correctas, y lo que conversemos puede ser muy importante, pero si ya hemos comprendido el significado y la realidad de la armonía cristiana, no permitamos que un “shibolet” divida lo que Dios ya ha unido.
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*Algunos pueden comentar (con razón) que la comunión cristiana puede verse afectada por credos y prácticas importantes, pero ese no es el punto aquí. La armonía cristiana significa, simplemente, que valoro cada relación que poseo con todo creyente en Cristo, como ya lo mencioné en el primer articulo de esta serie.