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Construyendo un matrimonio sólido (Parte III)



El componente de la comunicación


Las palabras le dan vida a cualquier relación, así como las palabras pueden matar. Dios desea que utilicemos nuestra boca para hablar palabras de vida con todos los que nos comunicamos, y especialmente a nuestro cónyuge. Proverbios 18:20-21 nos dice que “del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos”. Mateo 12:36-37 nos subraya cuán importante son nuestras palabras para Dios: “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”.

Tanto esposos como esposas necesitamos entender el poder de nuestras palabras. A menudo pensamos que las palabras simplemente se evaporan, pero las palabras tienen un impacto perdurable que puede afectarnos por años. Las palabras que salen de la boca revelan el corazón: “de la abundancia del corazón habla la boca”. ¡Nuestras palabras nunca podrán remplazar a las acciones genuinas y sinceras! La lengua es un instrumento poderoso que genera un impacto profundo (Santiago 3). Para edificar un matrimonio sobre un terreno sólido, ¡el concreto (u hormigón) que ayuda a mantener las cosas unidas es la comunicación!


No es ningún secreto que la mayoría de las mujeres necesitan una comunicación detallada, ¡mucho más que los hombres! Hombres y mujeres escuchamos a través de nuestras diferentes necesidades. Una mujer escucha según su necesidad primaria de seguridad y amor. La esposa necesita saber si su esposo está en sintonía con ella; cuando ella siente que su esposo no está sintonizado, ¡ella escucha inseguridad! Un hombre oye a través de su necesidad primaria de honor y respeto. Para que el marido abra su corazón y hable, él tiene que sentir honor y estima. Este tipo de comunicación requiere trabajo, ¡necesitamos asegurarnos de que las líneas de comunicación estén abiertas y que las señales no se atasquen! ¿Cuáles son las señales de comunicación que podemos enviarle a nuestro cónyuge? Aquí algunas de ellas:


  1. Demostremos preocupación a través de la forma en que nos comunicamos, por nuestro lenguaje corporal, nuestros ojos, nuestro tono de voz e inclusive nuestra postura. Necesitamos tener contacto visual cuando estamos hablando y debemos responder amablemente.

  2. Demos alabanza utilizando un tono positivo. Así como el salmista entró por Sus puertas con acción de gracias y por Sus atrios con alabanza, ¡nosotros también necesitamos entrar en el corazón del otro con alabanza (Salmo 100:4)! Necesitamos trabajar en la forma que decimos cosas negativas de una forma positiva; ¡la negatividad destruye los matrimonios!

  3. Seamos sinceros. La honestidad es un fundamento esencial de la intimidad y la confianza. Se nos instruye a que “nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad” (Pr. 3:3) y a que hablemos “la verdad en amor” (Ef. 4:15 LBLA). Los matrimonios que han perdido este elemento se encuentran en una colina resbaladiza.

  4. Tengamos fe en Dios. Tenemos que creer que el Señor es capaz de obrar en el corazón de nuestro cónyuge. El Señor es capaz de cambiar el corazón de cualquiera de nosotros, pero puede que Él quiera usar tu comportamiento para efectuar este cambio en tu matrimonio. Pedro habla de una mujer que ejerce una buena comunicación a través del corazón, de la “la persona interior del corazón, en lo incorruptible de un espíritu tierno y tranquilo”, pues esto “esto es de gran valor delante de Dios” (1 P. 3:4 RVA-2015). En nuestros matrimonios, no tenemos que ser «inspectores» que se preocupen de cumplir «reglamentos», solo necesitamos ser canales que comunican amor por medio de lo que decimos y como lo decimos.

  5. Debemos renunciar a nuestras bocas. Debemos tomar la decisión de que nuestra boca va a ser la boca de Dios y dedicarla a Él. Podemos comenzar a hacer esto por medio de lo que ponemos en nuestros corazones, ¡pues de la abundancia del corazón habla la boca!


El componente del respeto


Ya hemos dicho en secciones anteriores que las mujeres responden al amor y los hombres responden al respeto. ¿Pero significa esto que los esposos no deben respetar a sus esposas? ¡Por supuesto que no! Efesios 4:31-32 nos muestra cual es la actitud que deben mostrar todos los creyentes: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. ¡Esto incluye las relaciones mutuas entre esposos! Al hablarle a las esposas, Pablo dijo: “Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido” (Ef. 5:33). Pedro le dice a las esposas que se sujeten a sus maridos e inclusive a que moldearan su comportamiento según el ejemplo de Sara, quien le hablaba a Abraham con respeto (1 P. 3:1, 5-6). Pero Pedro continúa en el versículo 7, diciendo que los esposos también deben respetar a sus esposas. Él presenta tres instrucciones:


  1. Los esposos han de morar con sus esposas sabiamente. Los esposos deben conocer bien a sus esposas y respetar sus sentimientos. Todo esposo debe hacer de esto algo personal; el esposo debe saber que es lo que complace, consuela, daña y enoja a su esposa. Este entendimiento particular le muestra a ella que él la ama y la respeta.

  2. Los esposos deben darle a honor a sus esposas. Cuando un esposo le da honor a su esposa, él está fijando el termostato en el hogar, ¡establece la temperatura espiritual y emocional! La esposa a menudo es el termómetro, ¡quién le da a conocer cual es la temperatura actual en el hogar!

  3. Cuando un esposo no respeta ni honra a su esposa, ¡esto afectará el aspecto espiritual del hogar! Si no hay una comunicación correcta entre ambos, entonces la comunicación con el Señor también se verá afectada, ¡y las oraciones serán estorbadas!

El respeto mutuo es un concepto muy simple. Significa que tratas a tu cónyuge de una forma atenta y cortés. ¡Significa que evitas de tratar al otro ruda e irrespetuosamente! Nunca debemos caer en los insultos o degradar a nuestra pareja. También significa que no le hablas sarcásticamente o que la ignoras o evitas. ¡La forma con la que tratas a tu esposa (o esposo) en público afectará la forma en que ella o él te trata en privado!


Aquí hay algunas preguntas para que reflexionemos sobre este tema del respeto mutuo:


1.- ¿Eres para tu pareja un compañero o un competidor?


2.- ¿Estás ayudando a tu cónyuge en su caminar con el Señor?


3.- ¿Estás ocupado del aspecto externo o de la persona interior?


4.- ¿Buscas entender a tu pareja?


5.- ¿Eres sensitivo a la forma con la que le hablas al otro?


6.- ¿Oran juntos?


7.- ¿Enriqueces la vida de tu pareja o se roban mutuamente parte de las bendiciones de Dios?


Continuará en una cuarta parte

Blog hermano Tim Hadley Sr en Inglés: www.anchorsforlife.org

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