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Foto del escritorRicardo Vasconcelo

Firmemente arraigados y sobreedificados en Cristo (I)


StartFragment"Por tanto, de la manera que han recibido a Cristo Jesús el Señor, así anden en él, firmemente arraigados y sobreedificados en él, y confirmados por la fe así como han sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Miren que nadie los lleve cautivos por medio de filosofías y vanas sutilezas, conforme a la tradición de hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no conforme a Cristo" (Colosenses 2:6-8) Pablo —probablemente por intermedio de Epafras (1:7-8)— había recibido la información de que los creyentes en Colosas (a los cuales no conocía personalmente; 2:1) estaban siendo atacados por diversos frentes y con diferentes formas de ataques del enemigo de las almas. Estos ataques están especificados en el capítulo 2: - Palabras persuasivas (v. 4) - Filosofías y vanas sutilezas (v. 8) - Ritualismo (v. 16) - Mistiscismo (v. 18) Antes de advertirles acerca de estos peligros, el apóstol les entregó el remedio divino para enfrentar estos ataques: Cristo mismo y su preeminencia en todo (1:18). Esta es una forma común en el apóstol Pablo (y que haríamos bien en imitar cuando tenemos que hacer ante un problema), por ejemplo, a los filipenses, que tenían un problema naciente de división por las dificultades entre Evodia y Sintique (Fil. 4:2), él les presentó el remedio divino (antes de hablar de la enfermedad) en el capítulo 2: Debían tener un mismo pensamiento, este es, la humildad que hubo también en Cristo Jesús. Volviendo a los Colosenses, y luego de exponerles el remedio de la preeminencia de Cristo, él los exhorta a estar "firmemente arraigados y sobreedificados en Él", pues solo Él nos capacitará para no sucumbir a los peligros de nuestros enemigos (a saber, Satanás, el mundo y la carne). La palabra "arraigados" viene literalmente de la expresión "raiz" en relación a una planta. Figura muy útil e interesante, pues la raíz debe primero afirmarse bajo tierra para que luego la planta pueda brotar fuera de la tierra; además, en muchos árboles la raíz es tan grande como su copa, dándonos la figura de cuán necesario es que nuestra expresión pública de Cristo debe estar siempre en proporción a nuestras raíces en Cristo. Que nadie los... En el capítulo 2 encontramos tres veces la expresión "nadie los..." con distintas varaciones cada vez. En la RVR1960 Se utiliza dos veces la palabra "engañar" (aunque en el original en ambas ocasiones la palabra es diferente a la otra), y una vez la palabra "privar". En el v. 4, "nadie los engañe" (la palabra original se utiliza solo aquí y en Stg. 1:22); engañar acá tiene el sentido de «embaucar por falsos razonamientos». En el v. 8, "nadie los lleve cautivos" (la palabra original se utiliza solo aquí); engañar (en RVR1960) acá significa «llevar cautivo (como un 'botín'). En el v. 18, "nadie los prive" (la palabra original se utiliza solo aquí); privar acá significa «dar sentencia en contra de o condenar»; la construcción de la palabra acá en el original da el sentido de alguien que busca juzgar o decidir si una persona es digna de recibir o no el premio de su carrera. Hoy en día también corremos los mismos peligros A la luz de estos últimos parrafos, podemos notar que los colosenses corrían diversos tipos de peligros y que estaban siendo atacados de diversas formas y con objetivos aparentemente distintos pero que tenían un mismo propósito: lograr que Cristo no tuviera la preeminencia en la vida de los cristianos en Colosas. Esto es muy solemne, pues "toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, ara isntruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Ti 3:16-17). Es decir, estas advertencias que encontramos en Colosenses son tan actuales como cuando Pablo utilizó su pluma para escribirlas; son tanto para los colosenses como para los cristianos en la actualidad. Todos corremos el peligro de ser «embaucados», «llevados cautivos» y «juzgados de si somos dignos de recibir nuestra recompensa». Las formas quizás han variado por que los tiempos han cambiado, pero el enemigo tras esto sigue siendo el mismo, nuestro adversario, el diablo, sigue "como león rugiente ... buscando a quien devorar" (1 P. 5:8) Este es el primer post de un estudio basado en estos versículos, en los cuales, Dios mediante, revisaremos la actualidad de estos peligros, las formas en que estas cosas se manifiestan hoy y siempre apuntando al antídoto divino: Cristo mismo.EndFragment

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